Parece que estamos programados a pensar que, si un chico o una chica se porta mal o pasa olímpicamente de nosotros, significa que le gustamos. No conviertas señales de desinterés en interés o no busques donde no hay. En este artículo quiero hablar de unas señales de comunicación no verbales que según la ciencia pueden ayudarnos a entender si gustamos o no a una persona.

La mirada

El contacto visual define las primeras fases de la atracción. Si miras a una persona y esta retira la mirada brevemente y entonces vuelve a mirarte fijamente una segunda vez; puedes asumir de que está interesado. Sobre todo, si su rostro se dulcifica o sonríe. La sonrisa es una señal de seducción inequívoca a nivel antropológico. Parece obvio, pero no lo es porque muchas veces te quedas con miedo a un rechazo y no buscas esa mirada con ese chico o chica que viste en el metro, en un restaurante o en verano tumbado en la playa.

Un buen modo para buscar este contacto visual indispensable, porque si no, no nos vamos a enterar de nada, para comprobar si le gustamos, es el «pase de largo». Se trata de caminar directamente hacia la persona que te interesa hasta tenerla cerca y luego te desvías en otra dirección. Esto te permite establecer contacto visual y ver cómo reacciona a tu proximidad. Si hay las señales positivas que veremos a continuación significa que le interesas.

Para mirar correctamente cuando queremos conocer a alguien debemos preguntarnos, ¿qué queremos despertar en el otro, exactamente? ¿Queremos despertar interés? ¿Deseo? ¿Curiosidad? Y en función de ello «ajustar» nuestra mirada a esta emoción interna.

La sonrisa

Cuando sonreímos estamos diciendo a la otra persona que estamos alegres por estar con ella o por conocerla. Además, es una señal inequívoca, según la ciencia, que todas las culturas ven como un indicador de seducción. Ahora con las mascarillas lo que debemos hacer es fijarnos en las cejas y en la apertura de los ojos. Cuando sonreímos los ojos se entrecierran y aparecen las famosas, y odiadas también, patas de gallo, pero que a nivel no verbal son buenas porque es síntoma de una sonrisa verdadera ya que hay como 16 tipos de sonrisas y no todas son de alegría como expliqué en un artículo aquí en WSI.

Las cejas

El movimiento de nuestras cejas es inconsciente por eso es un indicio muy potente. Es un gesto positivo que dice: «Estoy contento de verte». Y es una invitación para empezar una conversación.

Hay estudios que demuestran que las personas de ambos sexos parpadean más ante quienes les gustan y que tienen los ojos bien abiertos. Cuando el sistema nervioso central de la otra persona se excita, los músculos internos de los parpados se activan involuntariamente, mostrando unos ojos más grandes de lo normal.

Mandíbula caída

Puede ser algo sutil o puede ser algo como El grito de Münch. Cuando capturas totalmente la atención de la otra persona, sus labios se separan visiblemente.

Una mandíbula caída, al cruzarse las miradas, significa: «Me tienes asombrado». Charles Darwin de hecho incluyo la «apertura de la boca» como señal de atención y sorpresa. Hemos impresionado a la persona.

Se inclina hacia ti

Hay un estudio en discotecas, donde se vio cómo lo primero que orientamos cuando vemos a alguien que nos gusta es la cabeza, después el tronco y los hombros y por último orientamos el resto del cuerpo. Si le interesas, acabará orientando su cuerpo hacia ti. Incluso como buscándote, y buscando también contacto físico como por ejemplo dejar el brazo o la mano a la vista.

Quitará obstáculos que puede haber, pondrá la silla dirección hacia ti, se sentará más cerca. Recuerda que nos acercamos a las cosas que nos gustan y nos alejamos de las cosas que no. Si te da la espalda es que no quiere conocerte.

También en otra investigación se demostró que las personas que adoptan posturas expansivas resultan más atractivas. Utilizar estas posturas porque denota que eres una persona abierta al diálogo y la persona estará más propensa a hablar contigo.

También se ha estudiado en el mundo animal, el zoólogo Ray Birdwhistell, investigador del comportamiento no verbal animal y humano, comparó en 1971 las conductas de los adolescentes americanos con las de los pavos salvajes y los pavos reales. Y acuñó la expresión de «danza del cortejo».

David Givens en su libro cuenta un ejemplo muy ilustrativo de cómo una mujer saca un libro y sin mirar al chico que le gustaba, fue pasando páginas para atraer su atención. El chico, por su parte, fue inclinando el cuerpo hacia ella. Tras un periodo de lenguaje postural no verbal, establecieron por fin el contacto visual. Veinte minutos más tarde los dos estaban sonriendo, y se dieron el número de teléfono.

Ladea la cabeza

Es un gesto de escucha activa muy importante en el coqueteo, porque significa que te está prestando atención, además si esta intercalado con miradas hacia los labios que expresan deseo. Pero además ladear la cabeza significa «estoy interesado o interesada» y es un buen modo de mostrarse inofensivo para acercarse.

Desabrocharse el botón superior de la camisa o la blusa y dejar la garganta al descubierto, provoca en la persona un impulso instintivo de cuidarte al enseñar el lado más vulnerable que es el cuello. Es un gesto que se ha quedado de nuestra historia primitiva.

Gesticula mucho

Cuando gustamos a una persona esta suele gesticular más de lo normal. En el cortejo, las manos marcan la diferencia. Hay experimentos que han mostrado como en las interacciones sociales, la persona que gesticula más es la que todos encontraban como más atractiva. Está demostrado que cuando gesticulamos las personas nos ven como más seguros, amigables, sinceros y confiables, sobre todo cuando enseñamos las palmas de las manos que es un gesto universal que dice: «puedes acercarte». En cambio, enseñar las manos con las palmas hacia abajo resulta agresivo y prepotente.

Además, cuando vemos una persona que nos gusta tendemos a hacer gestos para que nos note, para llamar la atención. En plan «oye estoy aquí, dame indicios que te gusto», como tocarse el pelo como forma de decir «mírame, préstame atención».

Cuando estamos con alguien que nos gusta los vasos sanguíneos de la piel se dilatan y llega el famoso rubor, otro indicio que le estamos gustando.

La piel del rostro se hace más sensible, por eso aparecen gestos como rascarse, tocarse la barba o acariciarse. También puede ser para tranquilizarse a sí mismo porque estar delante de alguien que nos gusta nos pone nerviosos. El temblor en las manos o en la voz; son signos de que hemos impresionado a la persona.

La ropa

Debemos desde luego atraer la atención, pero sin ser estridentes.

Por ejemplo, juega con los colores, y aquí va otro mito: la creencia popular que el negro es un color clásico no es tan cierta, a nuestro cerebro le parecen más atractivos los tonos vivos y cálidos. Eso tiene que ver con los colores que nuestro celebro procesa a la hora de entender el significado de los colores; como en los alimentos sanos y los que están en mal estado. O sea que el negro te hace muy a la moda, pero no invita al acercamiento.

Los colores vivos provocan emociones, mientras que los tonos más oscuros las ocultan y las amortiguan, del mismo modo que las gafas de sol ocultan la expresión de los ojos. Según el neurólogo Vilayanur Ramachandran, el cerebro detecta los colores vivos como una invitación al contacto, porque nuestro sentido tricromático evolucionó a partir del de los primates para detectar la fruta.

Espero que estos consejos te puedan ayudar a comunicar mejor con la persona que quieres conquistar.