Vivimos días extraños y saludo a Claudia por teléfono en una mañana en la que Madrid acaba de entrar en fase 1. A pesar de las circunstancias, lo primero que me pregunta es «cómo estás» y pensando, me doy cuenta de que ella siempre lo hace cuando habla contigo. Es un rasgo de generosidad estar dispuesto a escuchar cómo está el otro, de manera sincera.

Quizás sea deformación profesional, aunque yo creo que se debe a su carácter genuinamente empático. Nos disponemos a charlar sobre su actual actividad principal, la Teatro Terapia Gestalt (TTG). Su escuela situada en Madrid se ha convertido en un referente de la misma y merece la pena dar a conocer esta actividad.

Claudia, ¿en qué consiste la Teatro Terapia Gestalt (TTG)?

El objetivo principal es hacer teatro para ampliar la conciencia. Yo tengo mi propia versión de la TTG que surgió primero empíricamente, porque vengo de la profesión de actriz. De hecho, trabajé muchos años como actriz, después formé actores y simultáneamente, me formé como terapeuta Gestalt.

En ese tiempo encontré muchas similitudes entre ambas disciplinas y empecé a elaborar talleres.

Por un lado está la formación actoral, que tiene, entre otros objetivos, la consecución de un resultado estético. Y por otro lado, está el teatro terapéutico, donde no se persigue ningún objetivo estético, que de todos modos se produce, sino que se focaliza lo que le sucede al intérprete durante el proceso creativo.

A la fusión del teatro de la vivencia con la terapia Gestalt es a lo que yo llamo Teatro Terapia Gestalt.

Al principio lo que hacía era bastante intuitivo… sabía lo que hacía pero no sabía explicarlo y no lo podía transmitir.

En el año 2013 escribí una tesina para la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) y esto me permitió sistematizar mucho esta forma de hacer TTG. A partir de ese momento, cerré la escuela de actores y abrí la actual escuela de TTG, que es donde puedo formar terapeutas teatrales.

Lo que más le debo a la tesina es la sistematización de esto como una metodología que puedo transmitir.

Como has comentado eres actriz, ¿cómo llegas a la Gestalt?

Cuando residía en Argentina sentía interés tanto por el psicoanálisis como por la Gestalt pero no sabía cuáles eran las diferencias entre una y otra. Para mí eran únicamente una vía psicoterapéutica.

Al llegar a España hace más de 30 años, empecé a escuchar y a asociar la terapia Gestalt con las artes. Tenía curiosidad por saber cuál era la relación entre ambas y comencé a recorrer los centros y escuelas de terapia Gestalt en Madrid. Recuerdo que la secretaria de la escuela madrileña me entregó los programas de la formación y cuando los vi pensé que yo no quería ser terapeuta, que no me interesaba la formación y cuando llegué a casa los tiré dentro de un cajón.

Como al año, me puse a limpiar lo que había dentro de ese cajón y fue la primera vez que leí esos programas. Y cuando vi el ciclo básico me encantó y pensé, «esto sí me interesa muchísimo». Aunque insistí mucho tiempo en que no iba a ser terapeuta… pero es que uno no elige ser o no ser algo, uno elige hacer. Puede ser que esto me venga del teatro que es pura acción. Uno hace y luego es.

Así que, me formé como terapeuta y ya no podía decir «no quiero ser terapeuta». Eres lo que eres. Lo de unirlo al teatro ocurrió de forma natural.

¿Por qué es una buena idea juntar el teatro con la terapia de la Gestalt? A mucha gente puede chocarle un poco.

Es cierto que a veces produce rechazo. El teatro es terapéutico en sí mismo porque es un arte en donde el ser humano se representa y se puede ver.

Con los años me di cuenta de que mi primera paciente o más bien, el primer ejemplo que tengo de lo terapéutico que es el teatro, soy yo misma. Yo era una niña prácticamente muda, me llevaron a hacer teatro a los 9 años. Actuaba casi sin hablar en una actividad que era para niños, donde además de actuar construíamos títeres. A los 15 años lo elegí como profesión y produjo en mí un cambio excepcional.

Dentro del ejercicio de la profesión de actor no hay un encuadre propicio para elaborar todo lo que emerge del mundo interior del intérprete.

¿Cuánto tiempo lleva funcionando la Escuela Española de Teatro Terapia Gestalt y qué formación ofrecéis?

Fundé la escuela a finales de 2013 y por un lado ofrecemos seminarios y talleres y, después, está la formación de terapeutas teatrales.

A los seminarios y talleres se acerca todo tipo de público. Para la formación de terapeuta es necesario tener un perfil concreto que suele abarcar actores, psicólogos, terapeutas Gestalt, educadores y trabajadores sociales.

Suponía que el perfil mayoritario que acude a vuestros seminarios era el de actriz/actor.

No te creas. Lógicamente vienen actores pero se acercan también muchos científicos, ingenieros, etcétera. En definitiva, personas que sienten que necesitan algo humanístico porque han trabajado siempre con la cabeza y notan que les falta trabajar con el cuerpo. Además, el teatro también es lúdico.

Otra cosa es el perfil de los alumnos de la formación de terapeutas teatrales, ya que lo que aportamos desde la escuela es una herramienta para enriquecer a otro tipo de profesiones que trabajan con la gente. Los trabajadores sociales, para mi sorpresa, lo utilizan muchísimo y, por supuesto, los psicólogos y actores. En éste último caso, tienen una herramienta más para incorporar a una dinámica de grupo.

Pues me sorprende mucho que a los talleres de TTG acudan científicos.

Hace ya unos años tuve un grupo de actores en la escuela de formación actoral al que yo llamo «el grupo de científicos», porque había muchos científicos, físicos, ingenieros y químicos. Posteriormente a su paso por la escuela, crearon un grupo que se llama TeatrIEM y trabajan con gente de CSIC que no son actores, pero ellos los pone a actuar y hacen un trabajo precioso. Hacen teatro científico, es decir teatro que toca temas de ciencia y cada año estrenan un espectáculo. Así que, fíjate, el teatro puede llegar a todos lados.

En tu opinión, ¿un actor que integra la Gestalt está mejor preparado para abordar sus personajes?

Creo que aprovecha mejor lo que el teatro le aporta para su propio enriquecimiento personal y, a su vez, se eleva muchísimo su profesión. Porque cuando uno actúa –y por suerte esto lo puedo decir desde mi propia experiencia como actriz- nos tenemos que enfrentar a muchos obstáculos. En algunos casos pueden ser algunas emociones que no podemos tocar o, por el contrario, alguien que se desborda a la hora de expresar emociones. A veces nos topamos con personajes que evitamos en la vida y eso también es un inconveniente a la hora de actuar. La toma de conciencia nos enriquece como seres humanos tanto en lo personal como en lo profesional.

¿Qué técnicas utiliza la TTG? Tengo entendido que los sueños son importantes.

El teatro le aporta muchísimo a la terapia Gestalt, es casi una herramienta en sí mismo. Y los sueños en terapia Gestalt no se interpretan, a diferencia del psicoanálisis.

Nosotros tenemos una visión holística y creemos que cada parte del sueño es una parte del soñante.

Por ejemplo, si uno sueña que está caminando por un monte donde ve una piedra y de pronto se encuentra con un leñador, uno es el monte, la piedra y el leñador. Lo que trabajamos es el sueño a través de los objetos más relevantes que aparecen en él. Es decir, los que el terapeuta considera más relevantes pero sobre todo el paciente. Es él quien indica qué le llama más la atención y con qué elementos del sueño se identifica más.

Y desde ahí, se cuenta el sueño en primera persona y se van descubriendo muchas cosas por resonancia.

¿Cuál es el legado de Fritz Perls en la actual aplicación de la Gestalt?

Por una lado, es una terapia vincular donde la relación «tú/yo» es una relación horizontal entre paciente y terapeuta. Consideramos que el terapeuta no está por encima sino que ya hizo el recorrido y puede acompañar al otro. Para nosotros lo que sucede en la sesión siempre es trabajo y todo lo que allí acontece se puede hablar para el enriquecimiento de ambos.

El otro aspecto importante es el puro presente y el énfasis en la experiencia más que en la teoría. Nosotros no trabajamos para cumplir con unos preceptos teóricos, trabajamos con el puro «aquí y ahora» de lo que sucede. El terapeuta no lleva preparada la sesión, es el paciente el que trae su ser. Sirve tanto la palabra como el silencio, es lo que hay.

Éste es el legado más importante de Fritz Perls. Él decía que formaba personas porque un terapeuta es ante todo un ser humano y la terapia que se hace es a menudo por contagio. Algo así como predicar con el ejemplo.

¿Te ha ayudado la Gestalt a mejorar tu vida?

Totalmente, sobre todo la vida relacional. La terapia Gestalt para mí es una forma de vida, la he adoptado y trato de transmitirla. Yo soy ateórica por naturaleza, soy una persona muy de acción y me cuesta un poco cerrar ciertos asuntos con palabras. Cada vez que he tenido un ayudante le he dicho: te voy a enseñar todo lo que sé pero por osmosis, pégate a mí.

¿En la crisis actual cómo estáis abordando la formación?

En estos momentos hemos hecho un taller online. La parte teatral en audiovisual y todo el trabajo de recoger terapéuticamente por zoom.

Hemos recreado distintos tipos de confinamiento. A priori esto que podría haber sido algo muy traumático, lo hemos sublimado en un hecho artístico. Han quedado unos cortometrajes maravillosos y mucha satisfacción personal. Además, nos hemos podido divertir mucho. Es una forma de abordaje que voy a incorporar a partir de ahora en los talleres y en la formación. De cada crisis hay que buscar una oportunidad y los que coordinamos grupos o dirigimos una escuela tenemos una responsabilidad.

¿Se puede sacar alguna enseñanza de este momento?

Una alumna comentaba cuando pusimos en marcha el taller online que «no es lo mismo». ¡Claro, de ese principio de realidad tenemos que partir, eso no se discute! La pregunta es ¿cómo lo aprovechamos?

Lo que yo he aprendido de esta situación es que no sólo se puede enfrentar sino que, incluso, enriquece.

Es importante vencer las resistencias, aceptar en qué estamos. Es entonces cuando aparecen más ideas. Dejar de luchar contra ello es algo que yo he aprendido en estos días.

¿Y cómo haces con la terapia individual?

Desde el primer momento estoy atendiendo por videollamada. He sido un poco detractora de este sistema porque en la terapia Gestalt prevalece mucho el vínculo entre terapeuta y paciente. Es casi una terapia vincular. Sin embargo, gracias a la existencia de las nuevas tecnologías, con las videollamadas, hemos conseguido no tener que interrumpir procesos e instaurar nuevos modelos eficaces para relacionarnos con afecto y cercanía.

Creo que durante mucho tiempo terapeuta y paciente no nos vamos a poder saludar con un abrazo, y debo reconocer que he encontrado mucho potencial a la video llamada. De hecho, en un momento determinado nos olvidamos de que tenemos una pantalla entre nosotros.

Por ejemplo, la Gestalt tiene algunas herramientas como la silla vacía, en la que el paciente habla con diferentes partes de sí mismo y trabaja sentado frente a una silla vacía. Pues esta técnica la sigo usando por video llamada y funciona igual.

Entiendo que la terapia cognitivo conductual que tanto se utiliza hoy en día choca con la Gestalt. ¿Cuál es tu opinión de ella?

Creo que son dos corrientes completamente diferentes y cada una de ellas válidas para lo suyo. Yo estoy educada en una terapia totalmente humanista que contempla al ser humano holísticamente, como una unidad: cuerpo, mente, emociones y espíritu. Y de esa manera trabajo.

Hice psicoanálisis muchos años como paciente y tengo entendido que la terapia cognitivo conductual acompaña muy bien una fobia, por ejemplo. En la terapia Gestalt no tenemos una herramienta para ello.

¿Es útil para males actuales como la ansiedad o la depresión?

Totalmente útil y adecuada. Fritz Perls dijo que la terapia Gestalt es demasiado buena para usarla sólo con enfermos. No trata sólo trastornos, es una terapia de autoconocimiento y de conciencia.

En la formación tengo muchos psicólogos y cuando terminan la sesión y supervisan el trabajo conmigo, descubres que están haciendo trabajos maravillosos en centros de día tratando a gente con psicopatologías. Yo no lo hago porque no soy ni psicóloga ni psiquiatra, sólo les superviso la parte teatral, pero es cierto que un psicólogo saca grandes herramientas de aquí para trabajar con trastornos psicopatológicos.

Expresar lo que uno siente puede ser muy doloroso…

Sí, pero expresar el dolor evita el sufrimiento y aquí tenemos todos una confusión cultural. Se confunde el dolor con el sufrimiento.

El trabajo terapéutico y el de crecimiento personal no es un lecho de rosas porque tenemos que enfrentarnos a un dolor que, si no lo expurgamos, se enquista, produce sufrimiento, se repite en otras situaciones sin estar identificado. Es el equivalente de «por qué a mí me pasa siempre esto». Pues la respuesta es que te pasa porque hay algo a lo que no se le ha puesto conciencia, no se ha limpiado y tendemos a repetirlo.

El paciente se puede asustar con el dolor. El terapeuta acompaña porque sabe que ahí está la curación de ese dolor. Y se demuestra siempre. Nadie se ha roto por sentir dolor, al expresarse se limpia.

Por lo que comentas es una terapia que trata de abrir un camino hacia la espiritualidad.

Sí claro es una terapia psicoespiritual y a su vez artística. Fritz Perls decía que la terapia Gestalt es un arte.

Decía Claudio Naranjo que «la educación debería enseñarnos a mirar hacia adentro. Nos han criado para la ceguera».

Sí, es así y desde el Programa SAT de La Fundación Claudio Naranjo hay muchos programas para educadores. Lo cierto es que recibimos una educación basada en la información y no en la formación.

Háblame del Programa SAT.

Consiste en un trabajo psicoespiritual que utiliza, como principal herramienta, el eneagrama que es un mapa de la personalidad y que data de una antigua tradición sufí. Claudio Naranjo, psiquiatra, psicólogo, y sobre todo maestro espiritual, creó el programa SAT donde, a través del eneagrama y en un proceso de auto exploración y auto diagnóstico, acompaña a conocer y comprender la formación del carácter – ego – para retornar por el camino espiritual que conduce a la esencia del ser.

Aunque Claudio falleció el año pasado, el programa se sigue realizando en muchos países del mundo, en varios continentes y con un equipo de gente muy preparada que trabajó muchos años con él.

Hay un primer abordaje que se llama introductorio, cuando yo lo hice se llamaba protoanálisis. Consiste en un trabajo residencial de cinco días en donde se presentan los 9 tipos de personalidades, intentando que cada persona encuentre dónde se siente más arraigado.

Luego, empieza el Programa SAT que son otros 3 años, donde se lleva a cabo el trabajo sobre el propio eneatipo. En el SAT 3 termina el trabajo y luego hay otros dos encuentros optativos que son SAT 4 y SAT 5.

Cuando yo lo hice tenía el deseo de hacer un trabajo con el eneagrama para que cada uno pudiera trabajar rasgos de los 9 eneatipos. Porque todos tenemos de todos y me pareció que era una buena vía para flexibilizar el propio carácter.

Recuerdo que en una conversación durante el SAT 3, se lo conté a Claudio y él me dijo que le encantaba la idea y que había imaginado la posibilidad de que se realizara de esa manera. Ese mismo año hubo un cambio en el programa. Antes el trabajo de teatro con eneagrama se hacía en el SAT 2. Y ese año Claudio decidió pasarlo al SAT 1 y como necesitaba el doble de terapeutas de teatro, me llamaron. Pregunté si podía hacerlo en la manera en que yo quería experimentarlo y me dijo que sí. Y fue una experiencia maravillosa.

En la formación de TTG hay dos módulos de teatro con eneagrama y, aunque en los talleres no hablo de eneagrama, a veces sí lo tengo en cuenta. Pero no porque esté diagnosticando a la gente sino porque si sumamos todos los rasgos de personalidades, los 9 eneatipos, nos da todos los rasgos que puede tener un ser humano. Y desde ese punto de vista lo utilizo mucho.

¿Qué proyectos tienes para el futuro?

Me haces una pregunta muy especial en este momento porque creo que ahora estamos viviendo al día.

He parado durante 40 días y me dije «esto es un entrenamiento de puro aquí y ahora». Creo incluso que me he parado demasiado pero me ha hecho muy bien. Es lo que Paco Peñarrubia señala en su ensayo La vía del vacío fértil. Ha sido un vacío fértil en el que paro, me detengo, no tengo proyectos, vivo en el puro aquí y ahora y de pronto, me he puesto en actividad y ahora mismo estoy casi desbordada.

Vamos a retomar la formación en breve, en cuanto nos podamos reunir en grupos. La formación de terapeutas empieza todos los años en febrero y espero con ilusión comenzar una nueva promoción en 2021 pero lo que sí quiero retomar cuanto antes es el programa de seminarios y talleres, que es para todo tipo de público. Suelen ser de un fin de semana y hay también un taller quincenal que comenzaba justo cuando empezó la cuarentena y lo cancelamos, claro. Esperamos poder retomarlo, es un encuentro cada quince días los jueves. Después, continúo con mis sesiones individuales de terapia Gestalt y estoy pensando en hacer algún proyecto online porque me gustaría desarrollar lo que hicimos.

Más que restar espero sumar formatos online que, por otro lado, es algo que me han preguntado muchas veces desde Latinoamérica. Era algo que no podía ni concebir y creo que esto me ha ayudado no sólo a concebirlo sino que ya está diseñado.

Sobre Claudia Fres

Desde muy temprana edad se forma como actriz en Buenos Aires, su ciudad natal, y posteriormente se implica en casi todas las áreas del teatro: interpretación, dirección de escena, docencia, formación actoral, teatro social, teatro terapéutico, adaptación de obras de teatro.

Terapeuta Gestalt (EMTG) con más de 20 años de experiencia en consulta individual. Postgrados en Análisis y conducción de grupos y Creatividad con Francisco Peñarrubia. Formada en Psicoterapia Integrativa dirigido por el Dr. Claudio Naranjo con quien además colaboró en el programa SAT España. Profundiza sus estudios en Psicopatología con Ignacio Peña y Abordaje corporal en Gestalt con Francis Elizalde.

Autora de la tesina Teatro Terapia Gestalt defendida en las Jornadas internas de la AETG en mayo de 2013. En dicha tesina expone su fusión y síntesis del Teatro de la Vivencia con la terapia Gestalt.

Actualmente dirige la Escuela Española de Teatro terapia Gestalt en Madrid donde se imparte formación de postgrado Terapeuta Teatral dirigida, sobre todo, a trabajadores de la salud, del ámbito social y de la educación, actores/actrices y artistas en general.

Entre 1992 y 2012 ha dirigido en Madrid la Escuela de formación actoral Estudio Claudia Fres. En ella han colaborado los más destacados profesionales del ámbito artístico y muchos de sus estudiantes hoy trabajan profesionalmente en cine, teatro y televisión.