Nació en Wolsthorpe, en el condado de Lincolnshire, en Inglaterra, en enero de 1643, y falleció en marzo de 1727. Fue enterrado con honores en la Abadía de Westminster en Londres. Hijo único de un granjero acomodado, que falleció 3 meses antes de su nacimiento; de su madre, Hannah Ayscough, se sabe que ella lo abandonó cuando apenas tenía dos años para casarse por segunda vez y se fue a vivir a otro pueblo, dejándolo con el abuelo materno. Como ella nunca se preocupó de el y su padrastro lo trataba muy mal, odiaba a ambos, al extremo de querer ver quemada la casa con ambos adentro según escribió de niño. Fue, pues, una niñez muy triste y seguramente influyó para su personalidad posterior, caracterizada por la inseguridad en sus relaciones sociales, obsesivamente ansioso y a ratos violento.

Desde los 12 años dirigió la granja de su abuelo y por su carácter retraído nunca se reunió con jóvenes de su edad, para jugar con otros y asistir a reuniones sociales. Únicamente hizo amistad con una hija muy bonita del farmacéutico de su pueblo, al extremo de que se fue a vivir a su casa porque poseía una excelente biblioteca cuyos libros leyó en su totalidad. El único romance conocido de su vida con una mujer fue este de su adolescencia. En el año 1661 ingresó al Trinity College de Cambridge, e inició ahí estudios de matemáticas, óptica, alquimia y teología.

Sus principales descubrimientos para que se le considerara el mayor genio científico que haya existido (solo se le compara Albert Einstein), abarcaron el campo de la mecánica, la matemática, la óptica y la cosmología. En esta última presentó una teoría acerca de cómo se mueven los cuerpos en el espacio y en el tiempo, y desarrolló un sistema de cálculo matemático para analizar esos movimientos, que constituyó su Ley de gravitación universal. En óptica, inventó un telescopio con el cual estudió el cosmos y confirmó que Copérnico, Kepler y Galileo tenían razón, y que la Tierra no era el centro del universo, y que los planetas no giraban alrededor de ella. Estudió la luz y señaló que podía separarse en un espectro de colores al hacerla pasar a través de un prisma triangular de cristal, originando bandas de luz azul, roja, anaranjada, amarilla, verde y violeta. Con ello demostró que la luz solar, llamada luz blanca, era una mezcla de diferentes radiaciones que, al excitar el ojo humano, determinaban la percepción de esos colores.

Por cierto, la anécdota de la caída sobre su cabeza de una manzana al estar debajo de un árbol, la cual lo hizo reflexionar sobre la naturaleza del impulso que determina la caída de los cuerpos, no es cierta. Newton empleó la tercera ley de Kepler y matemáticamente confirmó la naturaleza de la fuerza de la gravedad, al señalar que esta fuerza, que hacía caer una manzana del árbol a la tierra, era la misma que mantenía la Luna en su órbita y además explicaba las revoluciones de los satélites alrededor del planeta Júpiter.

Como los planetas también giraban alrededor del Sol, Newton sostenía que la misma ley era valida para todos los planetas conocidos, y la llamó Ley de la Gravitación Universal. Él decía que la fuerza de gravedad disminuye inversamente al cuadrado de la distancia, cuanto más lejos esté un objeto, menos fuerza de atracción tiene sobre otros; es decir, que la fuerza de gravedad disminuye con la distancia. Él decía que la fuerza de gravedad se puede apreciar en nuestro planeta Tierra observando las mareas, ya que es esta fuerza de gravedad ejercida por la Luna y el Sol, la que provocaba esos cambios del movimiento de los mares en las playas y costas de la Tierra durante el día y la noche. El viaje a la Luna se realizó mediante el empleo de estas leyes.

Su mente poseía una tremenda capacidad para razonar, trabajó guiada por sus conocimientos matemáticos y astronómicos, pero mucho de los conceptos que elaboró no se conocían, así es que «algo más» de origen mental le ayudó a crear sus teorías. A eso se le llama intuición y él la tenía en exceso, pero como estaba influido por el empirismo de su amigo, John Locke, que negaba que en el ser humano existieran ideas innatas y que todo conocimiento derivaba de la experiencia, no aceptaba tener esa intuición. Pero quienes conocen su primera ley de movimiento sobre los cuerpos que se mueven a velocidad uniforme en línea recta, en ausencia total de influencias externas, saben que, para pensar en eso, requería creer en la ausencia de gravedad, que sí existe en el espacio, pero nadie lo conocía. Eso fue una intuición ya que lo pensó y escribió, pero no pudo experimentarlo, y se comprobó posteriormente.

Su obra publicada en 1687, en un libro con el título Philosophiae Naturalis Principia Mathemática, es llamado el mejor libro científico jamás escrito. Era una obra monumental. Ahí explicaba cómo unificaba los fenómenos terrestres con los cósmicos y deducía matemáticamente las leyes de Kepler del principio de gravitación universal.

Dicen que realizó la mayoría de sus descubrimientos en dos años debido a que, habiendo obtenido a los 20 años el título de bachiller en matemáticas y física en Cambridge, una epidemia de peste bubónica obligó a cerrar la Universidad y se refugió en su casa en un pueblito de 1665 a 1667. En ese lapso inventó el cálculo diferencial e integral, así como el teorema de los binomios, construyó el primer telescopio de reflexión, empleando un espejo curvo para enfocar la luz sin brillo y formuló la teoría corpuscular de los rayos de luz.

Con sus estudios nos mostró que el Universo estaba gobernado por leyes naturales y universales, y que, a partir de unos pocos principios físicos, se puede comprender y a menudo, predecir el comportamiento real de gran parte de los objetos físicos y del porqué suceden las cosas. Nunca se casó ni tuvo familia el mismo reconoce que no lo hizo pues era una máquina de pensar y solo a eso y a estudiar se dedicaba, no tuvo tampoco pasatiempos ni entretenimientos. Newton, así como era ordenado para estudiar, era desordenado en el vestir, se olvidaba ponerse medias, no se peinaba, dejaba de comer y dormía muy poco. Sufría de colapsos nerviosos que duraban semanas, es posible que contribuyera a esto la vida tan solitaria, ya que al no tener familia carecía de afecto y apoyo que esta misma proporciona, igual le pasaba a Beethoven.

En 1678, tuvo una crisis que lo incapacitó por meses. Esta situación fue notada porque dos grandes amigos de los pocos que tenía, John Locke y Samuel Pepys, recibieron cartas de él muy ofensivas y acusatorias y les informaron que Newton no quería verlos. Alarmados por esa actitud lo fueron a buscar y lo encontraron encerrado en su casa con una crisis nerviosa. Ellos lograron que se pusiera en tratamiento y se recuperó. Después de eso, lo nombraron inspector de la Casa de la Moneda y tiempo después director de esta. Logrando suprimir las falsificaciones y estabilizar la moneda. Fue el primer científico en recibir el título de caballero por la reina Ana de Inglaterra.

Newton era profundamente religioso y, además, era teólogo, conocía muy bien las Sagradas Escrituras y escribió una obra Cronología donde trató de coordinar la cronología de la Biblia con la historia de los antiguos pueblos egipcios y griegos, con el fin de eliminar algunos mitos y contradicciones existentes en el Antiguo Testamento, pero a la Iglesia no le pareció adecuado su libro. Creía en un Dios y suponía que las leyes naturales dependen o fueron creadas por Él. Lo interesante es que él afirmaba

«que el mundo se rige de acuerdo con ciertas normas fijas, denominadas "leyes naturales", cuyo conocimiento el hombre podía adquirirlo mediante la observación y la razón».

Eran exactamente las palabras señaladas por el primer filosofo que existió, Tales de Mileto, 2.500 años a.C., y con eso Tales pretendía eliminar a los dioses como causantes de los hechos de la naturaleza. Newton como temeroso cristiano se negó a buscar una causa natural para su gravitación universal que él había descubierto y determinado matemáticamente. En 1755, Emmanuel Kant, famoso filósofo alemán, rechazó la metafísica de la física a la que quería llevarnos Newton, señalando que la concepción de Newton, según la cual el ordenamiento presente en el sistema solar resultaría inexplicable por vía mecánica y requería ser referido a una causa sobrenatural, era incorrecto. En forma clara sostenía que la física debía ser tratada de manera exclusiva como algo propio de la naturaleza y sin referirse a algo que no perteneciera a ella.

Por esto también chocaba con el famoso matemático alemán Leibniz, que criticaba el mundo de Newton porque era como un reloj que necesitaba con intervalos más o menos largos revisión y cuerda. Como no soportaba la crítica, eso dio lugar de parte de Newton a una animosidad que luego se convirtió en ser destructivo en sus polémicas y enfrentamientos y acuso a Leibniz de plagio, por decir que había inventado el cálculo infinitesimal, lo cual era injusto e incorrecto. Newton decía que él lo había inventado primero. Pero Leibniz en 1675 hablaba ya en esa época sobre el mismo y publicó en una revista en 1684 las principales reglas de su cálculo diferencial. La Academia de Ciencias de Paris en 1699 lo nombró miembro y la de Berlín en 1700 presidente vitalicio. Newton publicó sus trabajos sobre este cálculo hasta 1704. Pero hizo que la Sociedad Real de Londres acusara de plagio a Leibniz, lo cual lo desprestigió injustamente y murió amargado y solo en 1716. Los principales matemáticos están de acuerdo en que el planteamiento formal del cálculo es de Leibniz y no se deriva de los de Newton. Incluso su algoritmo por sí solo lo habría hecho inmortal. Ya antes, Robert Hooke físico y filósofo, había acusado de plagio a Newton, pues afirmaba que él antes de Newton, había conjeturado que los planetas se mueven en forma elíptica alrededor del sol, como lo señalaba la primera ley de Kepler y que le había enviado una carta a Newton detallando esto. Pero, debemos reconocer que, aunque tardíamente, Newton probó matemáticamente esto, algo que Hooke nunca hizo.

Siglos después, otro famoso físico, Albert Einstein, decía que Newton había sido muy afortunado, ya que había vivido en la infancia de la ciencia y que la naturaleza era para él un libro abierto, que pudo leer gracias a su genio, sin ningún esfuerzo. La realidad es que encontró el único camino posible en su época gracias a su capacidad intelectual. El sistema cosmológico propuesto por Newton para explicar el universo señalaba que este era estático, sin principio ni fin, un universo ilimitado en el espacio y el tiempo. Los conceptos creados por él siguen rigiendo el pensamiento físico, aunque ahora sabemos que hay que sustituirlos por la teoría de la relatividad de Einstein si aspiramos a una comprensión más profunda del universo. Pero la teoría de Einstein no eliminó la suya, sino que la perfeccionó. Sus conceptos sobre el universo se siguen utilizando para la vida corriente y la astronomía ordinaria. De hecho, el viaje a la Luna de los astronautas norteamericanos empleo los conceptos de Newton. La visión de Einstein de un universo diferente y más grande es para los espacios intergalácticos. Como fue siempre su costumbre, 20 años después de hechas las observaciones, fue cuando publicó su libro en 1697.

Durante sus últimos días señaló:

«No se que opina el mundo de mí; pero me siento como un niño que juega en la orilla del mar y me divierto descubriendo de vez en cuando un guijarro más liso o una concha mas bella de lo corriente, mientras que el océano de la verdad se extiende ante mí, todo él por descubrir».

El poeta inglés Alejandro Pope escribió este epitafio:

«La Naturaleza y sus leyes descansan ocultas bajo la noche.
Dios dijo: «¡sea Newton!», y todo fue luz.