«Si el conocimiento se midiera por el número de cartones que una persona posee, los indigentes y recicladores serían sabios».

(José Tejada Maury)

El milagro es un hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención natural de origen divino. Cuando una persona escapa de un gran peligro o sobrevive a una dificultad, también se considera como milagro.

Múltiples son los casos conocidos sobre estos hechos: la recuperación de una niña con cáncer, luego de que su tío ofreciera su vida. Otro fue el caso de un padre que ofreció un brazo a cambio de que la salud de su hija mejorara si ésta se curaba de un terrible mal; su padre siempre decía: «Daré un brazo porque mi hija se cure». Un día salió de paseo muy temprano, debido al exceso de velocidad en que viajaba, sufrió un accidente, el señor referido perdió un brazo, a los pocos días su hija se recuperó de la enfermedad.

Para que ocurra un milagro, se necesita que la persona llegue al límite de la impotencia, frente a los grandes esfuerzos ejecutados, que todos los medios tanto físicos como económicos se hayan agotado y que cuando la persona que padece una enfermedad terminal haya comprendido esto, sepa que verdaderamente su deseo es continuar viviendo: es cuando él y sus más allegados no pueden desfallecer. Aquí, en este momento crucial, es el laberinto para encontrar la solución al problema, es aquí en donde empieza el mecanismo neurológico salvador a entrar en acción, el cerebro humano ejerce un poder dictatorial sobre el cuerpo físico.

Mediante asociación de circuitos eléctricos, en una zona dl cerebro llamada hipocampo (eminencia alargada situada junto a los ventrículos laterales del encéfalo), en esta zona es en donde ocurren los milagros. Para que tengamos una idea, hay que explicar cómo opera este mecanismo.

El cerebro humano utiliza las leyes o principios de Émile Coué (Troyes, Champaña-Ardenas, 26 de febrero de 1857— Nancy, Lorena, 2 de julio de 1926), psicólogo y farmacólogo francés, fue quien puso en práctica la autosugestión:

  • Ley de Atención Concentrada: cuando una persona concentra su atención en una idea, esta idea tiende a realizarse.
  • Ley de Efecto Contrario: cuando una persona piensa que no puede hacer algo y luego lo prueba, cuanto más desea hacerlo menos capaz se torna.
  • Ley de Efecto Dominante: una sugestión ligada con una emoción superará cualquier otra sugestión al mismo tiempo. El efecto dominante de esta combinación tiene una influencia más fuerte sobre la mente.

No hay que desconocer estas leyes para la buena armonía entre el cuerpo físico, el cerebro y la sociedad, lo mismo que para el éxito en la vida.

Una persona enferma que cree firmemente que se va a curar, se cura, y si la persona enferma está inconsciente, la idea de sus allegados, que confían en que ésta se curará, ejercerá una gran influencia, más que todo si se visualizan escenas mentales en que esa persona ya está curada, o para otro tipo de problemas, visualizar la solución de la dificultad o el problema tanto como sea necesario.

Dentro de las leyes del cerebro humano, descritas anteriormente, nos debe centrar la atención en la tercera ley, o sea la Ley de Efecto Dominante, que expresa: una sugestión ligada con una emoción, superará cualquier otra sugestión al mismo tiempo. El efecto dominante de ésta combinación tiene una influencia más fuerte sobre la mente, y es lo que nos viene sucediendo con toda la serie de mentiras que se nos venden a través de los medios de información tanto los mensajes subliminales como las falsas noticias con su efecto dominante, han tenido y seguirán teniendo una influencia más fuerte sobre la mente y superará cualquier otra idea al mismo tiempo. Se utiliza mucho para la psicología social y el manejo de masas, se imponen dogmas sugestivos refrendados en autoridades académicas sobre todo de instituciones de gran prestigio, se enseña a odiar a las víctimas y a alabar a los victimarios, sobre todo por su carácter repetitivo.

Si consideramos las leyes del pensamiento, podremos entender y describir las acciones físicas del cerebro, las ideas, los recuerdos, las imágenes y el pensamiento como manifestaciones de funciones cerebrales , es decir, actividades físicas y fisiológicas del cerebro; por consiguiente, estas manifestaciones ajustadas dentro de las leyes mencionadas anteriormente no puede considerarse fuera del plano físico, místico o sobrenatural, sino del pensamiento como actividad eléctrica de impulsos generados por estímulos a través de los sentidos que nos da la imaginación para poder elaborar, diseñar, construir y ejecutar cualquier idea o proyecto concebido a través del conocimiento innato o discursivo.

La Ley de Atención Concentrada se utiliza para programar circunstancias deseadas, para visualizar proyectos, ideales, cambio y restructuraciones de la personalidad y del comportamiento humano (de allí el lema «la palabra tiene poder», o «eres el resultado de tus pensamientos»).

La Ley de Efecto Contrario es la que aplican los pesimistas y los que padecen de inseguridades a nivel psicológico, cualquier inseguridad o duda pone en riesgo sus planes o proyectos y jamás se le cumplen.

En este sentido centraremos el punto de encuentro entre la ciencia, la religión, la fe y el raciocinio, para desenmarañar un simple problema que ha sido elevado a la categoría de profundo misterio.

Los ateos deberán confiar en las leyes de la naturaleza y los creyentes en la fe de acuerdo a su filosofía.