Nació en 1879 en una ciudad llamada Ulm, cerca de Múnich, Alemania, en el seno de una familia judía de la clase media. En abril de 1955 se le rompió un aneurisma de la aorta abdominal, falleciendo por esa causa en un hospital de la ciudad de Princeton, en los Estados Unidos, no aceptando operarse. Es considerado el más grande genio científico que ha existido, y los efectos directos e indirectos de sus ideas en matemáticas, física y cosmología se continúan comprobando en la práctica, y faltan aún muchos años para comprenderlas en su totalidad.

Describió el llamado efecto fotoeléctrico, que consiste en que ciertos metales emiten electrones cuando son iluminados por la luz. Recibiendo por eso el Premio Nobel de Física. Siendo este descubrimiento una de las bases para elaborar la mecánica cuántica y en la práctica para lograr el ojo eléctrico para abrir y cerrar portones a control remoto y artefactos para las televisiones. Lo extraordinario fue que después no le dieran otro Premio Nobel por las dos teorías de la relatividad que desarrollo en los años siguientes a 1905. Donde mostró, con su teoría de la relatividad especial y general, que el universo según el modelo de Newton no se ajustaba a la realidad cuando se consideraban las grandes distancias intergalácticas, y por eso propuso la idea de un universo en cuatro dimensiones, tres del espacio y una para el tiempo, eliminando así el concepto de un tiempo absoluto.

Desde ese momento se consideró que el espacio y el tiempo no deben ser considerados de manera separada, sino que son inseparables. Con sus teorías dejaba ver que el universo tuvo un principio, hoy conocido como Big Bang, la existencia de agujeros negros y las ondas gravitacionales y otros fenómenos más. Esto no fue bien comprendido por la mayoría de los científicos, ni se pudieron en ese tiempo demostrar y por eso no se le concedió otro Nobel.

La demostración de Einstein de la equivalencia entre la materia y la energía y que la energía contenida en cualquier porción de materia era igual a su cantidad de masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz, expresada matemáticamente en la fórmula. E= mc2 y que significaba simplemente que si media libra de materia era dejada en libertad, su potencia resultante sería igual a la fuerza explosiva de siete millones de toneladas de trinitrotolueno (TNT), o, al efecto de una bomba de siete megatones. Dando lugar así a la creación de la primera bomba atómica y lamentablemente sin saberlo él, le proporcionó al hombre la capacidad de destruir al mundo y hacer desaparecer la raza humana con ese invento.

Pese a su grandeza como científico tenía muchas fallas humanas. No fue un esposo bueno y fiel con sus dos esposas, tuve al parecer más de una amante, tampoco fue un buen padre con los tres hijos que tuvo. La niña que tuvo antes de casarse con su primera esposa, la científica Mileva Maric, obligó a ésta a cederla a una familia y posteriormente desatendió a los otros dos hijos que tuvo con ella. Cuando la dejó por otra mujer, le enviaba muy poca ayuda económica entre otras cosas. Para compensarla por sus desatenciones le cedió a Mileva el Premio Nobel entero que se ganó en 1921 ($32.000). Pero no fue este un gesto altruista, ya que, Einstein le había prometido el dinero del premio (había sido nombrado 8 veces sin que se lo dieran) a cambio de que le concediera el divorcio y poder casarse de inmediato con su prima Elsa, con quien convivía, aún estando casado. Por cierto, el mundo entero amaba a Einstein en su época, a pesar de eso, en cambio, a Madame Curie su compañera en ciencias y en el Premio Nobel, quién años después de muerto su esposo, tuvo una relación con un hombre casado, la sociedad machista de Francia incluyendo la Academia de Ciencias, jamás se lo perdonó.

Presento esta fase triste de Einstein, para que el lector se dé cuenta que los genios y grandes figuras de nuestro mundo, incluyendo pintores, escultores, escritores, etc., tienen una inteligencia superior en un área determinada (Einstein era un genio, más que un sabio), pero en lo demás, son seres humanos con las flaquezas o debilidades que todos tenemos. Lo más interesante es que, para la genialidad demostrada, no había sido un niño prodigio, fue muy lento en aprender a hablar, y por ello sus padres lo creían anormal. Sus maestros lo consideraban un inadaptado. Siendo ya adulto en los exámenes para ingresar al Politécnico de la ciudad de Zurich, en Suiza fracaso la primera vez. Después de graduarse, fracasó tres veces para ser profesor de enseñanza. Años después fue profesor en las Universidades de Zurich, Praga y Berlín, antes de emigrar como profesor a la Universidad de Princeton. Se le ofreció la presidencia de Israel, pero el declinó por no ser político.

Ahora bien, en cuanto a su capacidad creadora, nadie lo superaba en su tiempo ni después. Sus teorías tienen múltiples usos en física y cosmología. En el estudio del Universo todos los días se descubren fenómenos descritos o predichos por él, como es el caso de las ondas gravitacionales recién medidas. Los descubrimientos de la relatividad general y espacial son poco comprendidos, debido a que, él logró: unir la energía con la materia, la materia con el espacio y el espacio con la gravitación. Además, la luz con el tiempo y este con el espacio. Mostró que el tiempo no era simplemente un parámetro con el cual se mide la duración de los acontecimientos, sino que formaba una unión indivisible con el espacio, hoy en día en física a eso se le llama el espacio-tiempo. Todo eso es muy difícil de comprender incluso para los científicos no especializados en este campo. El problema decía él, es que tenemos que aceptar y comprender que el mundo no siempre se comporta como esperamos que lo haga. La relatividad cuesta entenderla porque la gente no acepta que la naturaleza sea diferente en muchos aspectos a lo que nosotros consideramos normal. El Universo es lo que es, independientemente de cómo creamos que debería ser.

Una de las cosas más difíciles de comprender de sus teorías son las afirmaciones de que las medidas del espacio y del tiempo son relativas, relativas respecto a una cosa o persona empleada como referencia. En el fondo, sus teorías demuestran que las leyes de la naturaleza son iguales en todo el universo y no existe ningún lugar especial dónde verlo, la única constante física en el universo es la velocidad de la luz. Él señaló que la conversión de la materia en energía surge todo el tiempo, y todos los días lo vemos, al quemar el carbón y obtener energía de calor de la materia. Para aquellos que preguntan si eso es lo que sucede en los reactores nucleares, la respuesta es que estos lo que hacen es transformar pequeñas cantidades de masa (uranio) en grandes cantidades de energía, de acuerdo con su fórmula E= mc2, en la cual se da la equivalencia entre masa y energía. Lo más complejo respecto al tiempo, es que la teoría de la relatividad e incluso la cuántica señalan que no existe «el presente» en ellas, y que el pasado y el futuro se pueden utilizar tanto en una dirección como en la otra. Estas teorías no creen en la flecha del tiempo, que va del pasado, pasa por el presente y se prolonga en el futuro, que es la forma natural como lo aceptamos. Vemos pues la serie de paradojas que existen respecto a esos profundos conceptos científicos considerados actualmente como verdaderos.

En una conferencia que dio en Nueva York, los periodistas le dijeron que no habían podido entender la teoría de la relatividad, y que si él no podía ponerles un ejemplo más sencillo. Él les contestó con un ejemplo: si una viejita se sienta en sus regazos cinco minutos, esos cinco minutos le van a parecer una hora. Pero, si una muchacha hermosa se les sienta cinco minutos, eso les va a parecer como un segundo. Esa es la relatividad.

Otra anécdota que lo caracteriza se produjo cuando fue a dar una conferencia en Washington, al ingresar y cruzar el salón, todos los presenten estallaron en aplausos. Einstein les dijo: creo que deberían esperar hasta que oyeran lo que voy a decir. Aquí se aprecia el gran sentido del humor, la timidez y humildad que lo caracterizaban.

En una oportunidad le preguntaron si podía dar una visión del ser humano en el mundo. Él contestó:

«curiosa es nuestra posición como hijos de la Tierra. Estamos por una breve visita y no sabemos con qué fin, aunque a veces creemos presentirlo. No creo en absoluto en la libertad del hombre en un sentido filosófico, un hombre puede hacer lo que quiera, pero no conseguir siempre lo que quiere, incluso muchos sufren de la dureza de la vida sin lograr muchas cosas. Soy un auténtico solitario. Nunca tuve necesidad de compañía o de comunicación humana y nunca pertenecí del todo al Estado, la patria, mis amigos y ni siquiera a mi familia. Eso sí, amo a la música, tocar el violín o el piano me hacen feliz».

Sostenía que era un judío liberal y pacifista y demócrata, y aunque de niño estudió la religión judía, decía que él era como el caracol que puede perder su concha y seguir siendo caracol, así un judío puede no tener fe y seguir siendo judío. Ante la afirmación de que él se consideraba un pacifista y, sin embargo, su teoría dio origen a la más destructiva arma creada, la respuesta fue:

«en la época en que elaboré las ecuaciones que dieron origen a mis teorías en la que señalaba que masa y energía eran equivalentes, estos eran conceptos abstractos y no parecía haber la menor posibilidad de crear una tecnología para comprobarla. Al hacerse realidad la bomba, varias décadas después, solicité enfáticamente la prohibición de este tipo de armas en forma pública».

En una oportunidad le preguntaron ¿cómo hizo para pensar en esas cosas tan complejas, como la que dio origen al Big Bang o inicio del Universo, si no existía siquiera ideas de muchas de ellas, y usted hasta los 18 años nunca mostró indicios de una inteligencia superior? Contestó:

«desde joven me encantaba la música y las matemáticas, y reflexionaba sobre diferentes aspectos de la naturaleza que no se sabían explicar. Yo aceptaba plenamente lo que Kant enseñaba acerca de las leyes de la ciencia halladas por el hombre, ya que él decía que derivaban no sólo de la experiencia sino del elemento inventivo de la razón humana».

A los científicos se les hace difícil aceptar lo que él señalaba: sobre la afirmación que hacía de que «la imaginación era tanto o más importante que la inteligencia». Él respondía: para crear algo, es necesario imaginárselo y lograr una idea, y a partir de una idea, entonces la inteligencia trata de llevarla a la práctica.

Cuando los visitaron unos científicos de Suecia, al proponerle el Premio Nobel de Física, le preguntaron. ¿contaba usted con algún laboratorio para realizar pruebas? Él se tocó la cabeza, y como no entendieron les dijo

«el único laboratorio es mi cerebro; por supuesto requiero de apoyo tecnológico como papel y lápiz».

Ante la pregunta de si existía alguna regla especial para poder crear tantas teorías matemáticas, hechas luego realidad. Su respuesta fue: «todos mis descubrimientos los hice simplemente pensando. La mente es el más maravilloso instrumento del Universo».

Como era conocido como asiduo lector de la Biblia, le preguntaron si era creyente. En su biografía señala que leía la Biblia no tanto por razones religiosas, sino literarias e históricas y por las partes bellas y poéticas. Admiraba «la ética de las enseñanzas judías y cristianas; pero repito, creo que existe una fuerza creativa universal, pero no puedo creer en un dios personal o que se interese por los problemas de las personas y esté a favor de unos y no de otros».

La duda es que él al mencionar la posibilidad de una inteligencia cósmica, algunos la interpretan como Dios. Él señalaba: «es cierto, yo no puedo contestar si Dios existe con un simple sí o no; yo no soy ateo y tampoco panteísta como el filósofo Spinoza, al que admiró profundamente. Por otro lado, cuando me dijeron que en el mundo del átomo sólo existe el azar y que no es aplicable ahí la “ley de la causalidad”, señalé que Dios no permitiría ese tipo de azar, ya que la ley que rige al mundo cotidiano e incluso el cósmico es la de la “causalidad”».

Le preguntaron si de las lecturas de la Biblia le impresionó alguna figura. El respondió: «por supuesto, Abraham, Moisés, y sobre todo Salomón, y del Nuevo Testamento, pienso que nadie puede leerlo sin dejar de sentir la presencia de Jesús, su personalidad se aprecia ahí y ningún mito puede ser llenado con esa vida».

Ante la pregunta de si él creía en la inmortalidad, contestó:

«No, la sola vida que he vivido es suficiente para mí, bastante la he disfrutado y también he creado algunos problemas como ya mencionamos; si la atómica se vuelve a usar en una guerra puede volver al hombre a la edad de piedra»-

Como despedida, una última frase de él en estos momentos de angustia ante la posibilidad de la destrucción de nuestro mundo, por las armas o por el calentamiento global. Esta es su respuesta:

«Cuando uno ve ese maravilloso universo del que formamos parte, se da cuenta de que existen en él ciertas leyes que pueden llegar a se comprendidas en parte, y no sé, tal vez alguien las puso ahí».