A fines de 1944 un grupo de integrantes del Taller Torres García (TTG) da comienzo a la publicación de la revista Removedor, que se prolongará en 28 números hasta 1953. El redactor de la revista era Guido Castillo, un entonces joven escritor que se acercó al Taller gracias a su amistad con Augusto Torres. El objetivo manifiesto de la publicación era defender y difundir las ideas y enseñanzas del Maestro, Joaquín Torres García, y desde el comienzo la publicación tuvo un carácter fuertemente combativo. Plenos del entusiasmo y la devoción propios de la juventud, desde Removedor se respondían los ataques que recibía la prédica universalista de Torres García, y también se contraatacaba con virulencia. La pasión y el amor que manifiestan esas páginas resulta un conmovedor testimonio de una manera de intervenir en el ágora pública bastante diferente de la actual.

La mayoría de los textos estaban firmados por Torres García, Guido Castillo o por Sarandí Cabrera, hasta la expulsión de este último en 1949. También se publicaron textos de Roberto Sapriza, Héctor Ragni, Luis San Vicente, Guillermo de Torre, Theo van Doesburg, Antonio Machado y Claude Debussy, entre otros.

No faltaba en Removedor un humor jovial, que alivianaba un poco una actitud más bien sectaria de la que el propio Torres García trató de tomar distancia, pidiendo más de una vez que se aclarara que él no participaba de la redacción de la revista. En algún momento habrá que estudiar el grado en que la actitud combativa de Removedor y de algunos de los miembros del TTG contribuyó a forjar en el imaginario nacional una imagen de Joaquín Torres García que omite el talante inclusivo con que Torres aglutinó diversos grupos de artistas a lo largo de su vida.