En los últimos años y en especial en estas dos primeras décadas de los dos mil, las prácticas artísticas contemporáneas focalizan con insistencia las situaciones de género, en tanto en la misma sociedad parece incrementar el atropello contra la mujer. En medios de comunicación impresos o noticieros de tv y programas de opinión se habla de relaciones de opresión y trasgresión intrafamiliar; trasciende la violencia o desamor entre parejas; además es sensible la desigualdad, el acoso sexual callejero, en el trabajo o centros de estudio. Ayer mismo escuchaba la noticia de cómo el hampa ataca a las adolescentes –quizás por su indefensión-, mientras regresan del colegio robándoles sus pertenencias. Estas problemáticas fueron la principal focalización en el reciente performance de la artista costarricense Karla Solano, titulado 3 Monos, 2018, organizado por la Escuela de Fotografía de la Universidad VÉRITAS, abordando esa tensa situación actual con la idea de provocar en esa estructura social que sostiene la realidad, una inminente reflexión que la reedifique.

El evento marcó tres actos entre la artista y un público que en su mayoría eran jóvenes estudiantes de esa universidad, cuyas carreras se ubican en el perímetro de lo crítico-creativo del arte actual: fotografía, cine, animación digital, multimedios, además de las tradicionales disciplinas del diseño y la arquitectura. Avivó tres espacios para hacer conexiones entre la intimidad de la artista y lo que captaban los asistentes reaccionando e imprimiendo interés a la acción. En los tres actos se instaló una fotografía de gran formato en blanco y negro de su retrato; pero sólo en el tercero ella participó en persona interviniendo su imagen con pintura y propias manos, como queriendo pintar con aquel pigmento terroso un primigenio gesto sobre su rostro y humanidad paliando esas agresiones de la sociedad.

¿Cuáles fueron las repercusiones de dicha acción en el espacio de la plazoleta VÉRITAS? ¿Cómo lo consideró el público y en especial los estudiantes que en principio se mostraron atónitos sin saber qué ocurría delante de su mirada afectada por la propuesta de 3 Monos? ¿Qué marca o qué huella deja en tanto propuesta de tiempos tan conflictivos como los que nos ha tocado vivir en la actualidad? ¿Qué liga con otras performances suyas donde sugiere reconocer el ámbito de su feminidad y rol social como criatura crítico-creativa? Converso con Karla –como lo he hecho en muchas otras ocasiones, pues la he seguido desde sus inicios en los años noventa del siglo anterior-, para sentir de su propia voz y sondear las resonancias de su pensamiento ante las respuestas a mis grandes interrogantes de siempre.

En El Trazo de las Constelaciones, la crítico de arte y curadora cubana Tamara Díaz, hoy radicada en España, escribe al respecto:

«Karla Solano ha efectuado un desplazamiento desde el tema del cuerpo como interioridad hacia el cuerpo como superficie y, más allá, hacia lo pictórico mismo».

(Díaz, T, 2003)

En este nuevo performance 3Monos, 2018, es evidente ese abandono que habla Tamara, o quizás migración del «templo» que habitas para hacerte superficie, pavimento, pared, virtualidad del soporte de la imagen que en este caso era una impresión digital, una superficie que en el primer acto sería golpeada, asechada, trasgredida por tantas implicaciones psicológicas y sociológicas en tanto personas lo presenciaban el escenario interactuando con gestos de rebeldía e incluso hasta odio, pero también pasión -como si en tu imagen se resumiera la sociedad y las normativas que incomodan a muchos y se vuelven nuestras carceleras-, pues se apreciaba en la actitud y comportamiento al lanzar los tomates la furia o desahogo talvez hasta enfermizo. Quizás hubiera sido un excelente laboratorio de teoría de la comunicación para el antropólogo norteamericano Ray Birdwhistell estudioso de la kinésica y los lenguajes no verbales, en la Antropología de la Gestualidad. Yo te pregunto ¿por qué exponerse a esa violencia?, ¿qué reacción advertías tú al sentirte agredida en una experiencia de la virtualidad, pues no estabas en ese primer acto ahí en la escena?

Pienso que desde el inicio de mi carrera me he literalmente «expuesto» tal vez en algunas ocasiones con más y menos intensidad. En este caso me expuse a las diferentes expresiones intrínsecas en el ser humano, violencia, odio, amor y ternura. Mi sentimiento ante la violencia es terriblemente negativo esa expresión violenta con los tomates me lleva a reflexionar qué no está bien y entonces puedo tener un cambio de actitud y realizar una acción pasiva con las flores.

Desde que observé el cartel y el banner en Fb acerca del performance me intrigó, ¿por qué el título de 3 Monos?

Es un momento de retomar la sabiduría antigua de la mitología china para recordar que es mejor no ver, no hablar y no escuchar el mal, sino retomar los sentimientos positivos que nos unen.

En tu pieza Espejo Interior, 1996, que se expuso en Mesótica II (1996-97, itinerante por varias ciudades de Europa y la última vez que la aprecié fue en el guión de la colección del Museo de Arte Costarricense), dejabas atravesar ese «templo» de tu cuerpo por las transparencias del soporte acrílico; filtraba una lectura en profundidad y dejabas ver tu estructura, sistema óseo, circulatorio, muscular y la desnudez de tu sexualidad. Ahora expones la superficie, la piel, donde se percibe y siente primariamente, donde recibes los primeros impactos del clima, o del amor a través de la caricia, y esa piel rosa de la sensualidad de tu eterna juventud que es la que mora en tu yo más íntimo. En una entrevista que te hice publicada la revista Escena del Arte de la UCR (2016), prometiste agregar una nueva capa a esa instalación tan emblemática, ¿no crees que ya es tiempo de hacerla? Y, ¿cuáles implicaciones deberías abordar en esa nueva capa?

Mi idea es repetirla cada 15 años como hice con la primera pieza agregada en el año 2010, así será más notorio el paso del tiempo por dentro y por fuera de mi cuerpo. Dentro de ocho años -si aún estoy viva- agregaré la nueva pieza y dentro de 23 también!

Interesante observar los comportamientos sociales, sobre todo de los hombres, en reacción a esa pieza, lo pude apreciar acá en el país cuando estuvo expuesta en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo en 1996, en la sala del Instituto Ítalo Latinoamericano en Roma y el Docs Dora de Turín 1997, y es el tema del machismo. ¿Cuál es tu percepción de la persistencia de esa marginalidad en contra de la mujer, lo que antes llamábamos machismo?

Continuamente me preguntan sobre el machismo, yo realizo mi obra desde mi realidad como mujer, madre, hija y sí, he experimentado situaciones machistas en una sociedad que aún no ha superado esto, pero tengo la esperanza de que nuevas generaciones logren un cambio porque desde ya muchos intentamos crear conciencia al respecto.

Mientras los chicos y chicas estudiantes lanzaban tomates yo tenía en mente aquel pasaje bíblico de la pecadora a quien perseguían para apedrearla, de ahí la frase cristiana de ¡quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra! ¿Qué repercute de aquel pasaje en tu situación de mujer actual dos mis años después de aquellas vivencias? Algunos tomates eran como pedradas, estaban sazones, me parece que en el fondo asoma la idea del Circo Massimo, o el Coliseo Romano, donde antaño aquella sociedad presenciaba esas cuotas de trasgresión colectiva. ¿Cuál es tu percepción del asunto?

¡Claro que tiene relación! Me interesa que los espectadores tengan sus propias lecturas y sentimientos al respecto. Durante la acción había mucha gente joven y un aspecto que me llamó la atención fue que al inicio no se atrevían ha realizar la acción y cuando lo hicieron fueron más los hombres que las mujeres quienes se atrevieron a lanzar, no se si esto tiene que ver con el machismo que mencionaste antes.

El segundo acto del performance, te invadieron pero con las flores, después de la tormenta viene la calma. ¿Necesitabas esa dosis de afecto, de sentirte mujer, de volver al recinto de los afectos donde tu templo interior sea congraciado? ¿Te sentiste de nuevo en las aguas del estanque de nenúfares como en Ophelia de Millais que protagonizaste en* Klaus Steinmetz Contemporary* (2015), cuando renaciste venciendo las contingencias de la muerte simbólica?

Creo que todos necesitamos afecto, no es un asunto de hombres o mujeres, el ser humano necesita amor y claro regresar a la calma.

Vi las cubetas con pintura para intervenir tu retrato, como para borrar tus experiencias marcadas en tu rostro, en tu piel, ¿recubrirlo con un velo?, ¿cuál fue tu percepción de este tercer acto? Era tu gesto, tu fuerza, tu violencia contra ti misma?, ¿contra la cultura y el contexto?, ¿contra la sociedad?

La tercera acción ( las cubetas con agua y lodo) fue en unos momentos violenta y en otros muy suave, la realice para demostrar que es posible curarse, limpiarse a sí mismo y seguir adelante pese a los actos violentos, los que no son reales y las falsas expectativas que tenemos de otros y de nosotros mismos.

¿Hacia dónde se encamina Karla Solano con esos tres actos? ¿Qué sigue?

Nunca lo se... pero si pienso que continuaré con los performances y las acciones de los espectadores, creo que el interactuar con ellos siempre ha sido mi interés pero cada vez con más intensidad con el fin de que la experiencia sea más enriquecedora para ambas partes.

¿Qué es la vida para Karla Solano, al calor de esta reciente performance? ¿Cuál es tu respuesta ante dicha dicotomía. ¿Sí o no?

Aunque existan miles de respuestas para cada pregunta, parece que el «no» es la más difícil de emitir. No deberíamos someter a ninguna negociación nuestros principios ni dejar que los demás sobrepasen nuestros límites. Lo importante es manifestar nuestra esencia sin titubear, si deseamos manifestar una oposición, es fundamental sentir la libertad de hacerlo y decir «no». Los tres motivos que generalmente nos empujan a decir «sí» cuando no queremos, son la culpa, el miedo o la supervivencia.

¿Quiero escuchar cosas que hieren?

¿Quiero hablar mal de cualquier situación?

¿Quiero ver la cruel realidad?

La respuesta es no.

Antes de cerrar con este acercamiento a Karla Solano, quiero agradecer la cortesía de permitirme las imágenes por parte de la Escuela de Fotografía, los estudiantes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz y la directora Ana Muñoz. Aunque dicen que solo las aguas no se devuelven retornemos al título del evento y a los tres gestos que expresan tu rostro, que no habla, no ve, no escucha, pero comunican intensamente como diría Birdwhistell, antes citado. Concluyamos entonces con tus propias palabras y percepciones del asunto crítico:

Los tres monos sabios Mizaru, Kikazar, Iwazaru significan «no ver, no oír, no decir», sin especificar lo que los monos no ven, oyen o dicen tradicionalmente se ha entendido como «no ver el mal, no escuchar el mal y no decir el mal». Retomo este pensamiento al realizar tres autorretratos con el fin de transmitir inquietudes sobre la época en la que vivimos; inmersos en imágenes que no deseamos ver, situaciones en las que es mejor no opinar y en la que escuchamos cosas de las cuales nunca quisimos enterarnos. El espectador podrá expresar lo que siente con fuerza y también con pasividad convirtiéndose de esta forma en parte del performance y de la obra.