Itwillbe es una ONG fundada hace más de nueve años con el objetivo de optimizar la labor de las asociaciones del tercer sector. Bajo esta perspectiva ha salido a la luz el proyecto PPa, una aplicación que permite la identificación de niños y el acceso a su historial clínico y social a partir de patrones biométricos, es decir, a través de su reconocimiento facial, dactilar y palmar.

Expertos en este ámbito subrayan acerca de la solución «su capacidad de transformación digital de las funciones de las ONG y su escalabilidad global; una iniciativa con la que se observa cómo la tecnología innovadora puede ayudar a tratar grandes problemas, como es la protección de la infancia».

Por su parte, Jacobo Pedraza explica que «PPa es un software que puede instalarse en tabletas, ordenadores y móviles (siempre que su sistema operativo sea Windows). Junto con un lector de huellas digitales y un escáner de las venas de la palma de la mano permite leer, clasificar y almacenar los datos biométricos de cualquier persona, lo que facilita un acceso inmediato a su ficha y evita posibles errores de identificación».

Es más, Arancha Martínez, fundadora de Itwillbe, añade que «PPa era en principio un proyecto para la ONG Don Bosco en India, que se dedica a ayudar a niños que abandonan sus hogares, un problema que afecta a unos 10 u 11 millones de jóvenes de este país». Así las cosas, quien se encarga de coordinar la solución en la organización no gubernamental es el sacerdote Tomas Aquinas, que comenta que «todo comenzó en 2013, cuando nos dimos cuenta de que hacía falta crear una base de datos de los niños que vienen a nuestros centros».

Don Bosco tiene 81 locales repartidos por las principales ciudades de la India que, según sus cálculos, dan acogida a 55.000 niños que han huido de sus hogares o que directamente no tienen dónde ir. «Forman parte de nuestro programa Child MISS, que trata de registrar online toda la información posible sobre cada persona que viene a nosotros, con el fin de proteger su salud y su desarrollo», amplía Aquinas.

«Con el sistema actual tenemos dificultades para cotejar la identidad de los chicos con su nombre o foto, porque crecen, pero PPa soluciona estos obstáculos. El problema es que nuestro sistema ahora mismo tiene muchos fallos, y esos fallos pueden poner en riesgo a los niños. Hay miles de jóvenes que vienen a nuestros centros, muchos viajan de ciudad en ciudad en tren y se quedan junto a las estaciones. Pongamos que registramos a un niño llamado Jim en Bangalore y le hacemos una foto para identificarlo. Tratamos de devolverle a casa pero al cabo de un tiempo vuelve a aparecer, esta vez en Bombay. Jim ha cambiado, posiblemente ya no se le reconozca, posiblemente tengamos otros 20 Jim en nuestros ficheros y puede que incluso nos diga que se llama Ram. Así no sabemos si tiene enfermedades: muchos de los chicos tienen VIH y necesitan medicación diaria. Tampoco sabemos si es víctima de trata o si puede haber huido de traficantes de órganos. Tenemos que conocer su caso para poder ayudarle», expone el padre Aquinas.

La tecnología de PPa evita esas dificultades. «Con PPa logramos vincular a cada niño con tres verificaciones biométricas: dactilar, facial y palmar. La huella dactilar no es fiable en edades tempranas, así que hay que reforzarla. La identificación facial también puede fallar. Por eso introdujimos el escáner palmar, ya que las venas de la mano siguen un patrón que no cambia con el tiempo», valora Arancha Martínez. Además, «no hemos llevado a cabo este desarrollo para una sola asociación, sino para todo el sector. Pensamos que su utilidad puede ser muy variada y que puede adaptarse a un gran número de situaciones. Estamos totalmente abiertos a compartir y colaborar con quien esté interesado», insiste.

«Tenemos un programa flexible, universal, que se puede usar de manera independiente y que puede servir para la ayuda a refugiados, la gestión de emergencias o para evitar corrupción en cualquier entidad», ultima Martínez, quien también pone de manifiesto que ya está en conversaciones con otras ONG interesadas en el producto.