A lo largo de mi vida siempre me ha parecido muy interesado todo lo relacionado con el arte y, si bien es cierto que en muchos países es muy apreciado y valorado, en otras partes del mundo no lo es tanto. Muchas veces se piensa que el propósito del arte es únicamente para apreciarlo o expresar sentimientos o emociones, incluso hay quienes opinan que el arte no debe ser funcional pues perdería su propósito en sí. Y, retomando este tema, me surgen un par de preguntas para contestar en este artículo: ¿puede el arte ayudar a resolver problemas que existen en la sociedad? ¿Puede el arte convivir con la ciencia? ¿Puede el arte ayudar a la conservación del medio ambiente? Y la respuesta a todo esto es... ¡Sí!

Este mes tuve la oportunidad de ser partícipe de un encuentro de arte interdisciplinar cuyo nombre es Simbiosis, organizado por el colectivo mexicano de arte Fronda que pretende reunir a artistas, científicos, técnicos y profesionales de otras áreas de todas partes del mundo con el objetivo de presentar los resultados y compartir los proyectos que se realizan en diferentes partes del mundo donde el arte está ayudando al desarrollo social, a la protección de los grupos vulnerables y a la conservación del medio ambiente.

La edición de este año presentó el proyecto liderado por la Dra.Cameron Cartiere, quien es profesora asociada de la Facultad de Cultura y la Mtra. Nancy Holmes, profesora asociada de la Facultad de Creatividad y Estudios Críticos, ambas, de la Universidad de British Columbia quienes, con ayuda de la Dra. Elizabeth Eli, especialista en abejas y polinizadores y con la colaboración de un gran número de especialistas han desarrollado el proyecto Border Free Bees que, de acuerdo con su sitio web, tiene como objetivo crean conciencia sobre la importancia de los polinizadores, motivar a las comunidades a comprometerse activamente en la resolución de la pérdida de los habitas y transformar las áreas urbanas en prados estéticos y viables para la atracción de los polinizadores.

Podríamos preguntarnos cuál es la importancia de cuidar a las abejas si sólo producen miel, sin embargo, la importancia de las abejas va más allá de la producción de esta, pues la abeja melífera es tan solo una de las 20.000 especies de abejas que existen a lo largo de todo el mundo, de las cuales, 900 especies se encuentra en Canadá y 2.000 en México. Las abejas trabajan día y noche, por turnos, por temporadas para que nosotros podamos tener la comida a nuestro alcance pues, uno de cada 3 bocados que comemos, proviene de la polinización de las abejas.

El proyecto comenzó en Richmond, BC, donde la Dra. Carter, con ayuda de otros especialistas, convirtieron un prado abandonado en un hábitat natural para polinizadores nativos creando con los mismos colores de las flores de semillas, también endógenas, el diseño de un abejorro a lo largo de los 1.000 metro de largo por 21 metro de ancho, que también es visible desde las alturas pues el prado se encuentra en la ruta de aterrizaje de los aviones que llegan al aeropuerto internacional de Vancouver, BC. Al mismo tiempo, la Mtra. Holmes comenzó a trabajar en un pardo, también abandonado, en Okanoga, BC, donde, contrario al prado de Richmond, la comunidad de involucró desde el comienzo. En ambos sitios, se construyeron apiarios que sirven como «hoteles» para los polinizadores que llegan al lugar.

Este proyecto me ha enseñado no solamente acerca de lo que son los polinizadores, los tipos de abejas, su hábitat, comportamiento, etc., me ha enseñado también sobre lo importante que es prestar atención a los pequeños detalles y a estar agradecido con lo que la naturaleza hace sin darnos cuenta.

Por eso, el día de hoy, desde mi escritorio, aplaudo el esfuerzo que hace el equipo de Border Free Bees por proteger y promover el respeto hacía esos pequeños pero importantes insectos; de igual manera, aplaudo el esfuerzo que hace Fronda por darnos a conocer el trabajo que se realiza en otras partes del mundo y mostrarnos una vez más que la unión hace la fuerza y resaltar la importancia del trabajo interdisciplinario pues dos (o más cabezas) piensan mejor que una y cada quien desde su área de actuación puede poner su granito de arena para contribuir a tener una mejor sociedad y que se refleje en todos los aspectos de esta.

Si desean conocer más sobre el proyecto de Border Free Bees o quizás estén interesados en iniciar un proyecto similar en su comunidad para propiciar el rescate de los hábitat de los polinizadores nativos y, así, rescatar el medio ambiente, pueden entrar a su página web (información en inglés) donde hay recursos gratuitos para saber por dónde empezar. Cierro este artículo con las palabras que Nancy Holmes dijo en su primera presentación de este encuentro interdisciplinar de arte, ciencia y tecnología:

«Cuanto más respeto aprendamos a tener hacia la naturaleza, más respeto aprenderemos a tener hacia nosotros mismos y nuestro entorno».