Muro, frontera , límite, piel, interfaz y abismo.

La delgada línea que separa interior y exterior, el espeso mundo que filtra lo privado de lo público, ése es el universo en el que se redefine día a día la Arquitectura .

Ha habido muy distintas maneras de concebirlo a lo largo de la historia, recorriendo el camino que lo llevó desde ser un poderoso muro defensivo, a estar construido por una gruesa fábrica de mampostería de gran inercia térmica ,hasta llegar a las formulaciones positivistas del siglo XX.

Allí, el Corbu lo afinó, lo llevó al límite de la hoja de papel flotante, blanco, técnicamente avanzado. Y luego le dio espesor, lo tamizó, lo hizo vibrante, seriado, musical, lleno, macizo y pesante. Todo aquello que el muro físico podía ofrecer, como un Picasso albañil, el suizo lo supo revelar.

Por su lado, Mies lo transmutó en abstracción. Lo deshizo. Casi, casi, desapareció. Una cortina inmaterial de puro vidrio marcó los lindes. Y dio un salto crucial: Lo vació y lo utilizó. Un día inventó el perímetro para la Arquitectura occidental (el “engawa” japonés ya andaba alrededor…).

Y así, vacío, envolvió sus espacios y les dotó de una protección inmaterial hasta entonces inusitada . Llegando al final del milenio, Yves Lion lo reinventó. El avance técnico y formal y los nuevos modos de vida llenaron este ámbito. Los procesos de fabricación, la versatilidad y los cambios sociales se apropiaron un día de ese lugar. Ya nada será lo que fue. La vida salió al exterior, fue el primero.

Pero llegó el XXI. Y allí, Kazuyo separó interior y exterior orlando espacios con un vacío mágico en aquella bellísima casa que un día nos regaló. No entendíamos nada, pero creímos ver algo nuevo. Que no era más que ese perímetro de la arquitectura japonesa reformulado al modo europeo.

Hace poco Nouvel, Herzog, Zumthor, Koolhaas, los más “modernos”, y tantos otros, seguían analizando ese límite , reformulando esa frontera , investigando esa piel que nos defiende, que se expresa, que muestra pero oculta, que en el fondo – o en la superficie – es la imagen de una idea.

Cuando de pronto aparece internet en nuestras vidas. Y el límite se transmuta en interfaz. J.Echeverría, E.Trías, pensadores, o Toyo Ito, por poner un arquitecto, descubren que fuera y dentro son lo mismo, que la dualidad interior y exterior es un mito que lastra nuestro juicio.

Que las tecnologías han entrado en casa, en los móviles, en nuestras mentes. Que ya no somos como éramos y que nuestras cosas, nuestras casas, tampoco. Que lo público y lo privado residen en una red social y que ésta vive en casa junto a nuestro Smart TV. Pasen y vean. Conectándonos...

A la idea de que nada está inventado.

De que todo está aún por descubrir.

Y que sigue valiendo la pena investigar.