Esta palabra tan larga hace referencia a la conjunción de varias disciplinas y, según el contexto, se puede entender de distintas maneras. Se dice que un artista es multidisciplinar cuando emplea varias técnicas o, como su nombre indica, disciplinas, en el desarrollo de su obra. También una obra puede ser multidisciplinar, cuando en su elaboración han colaborado diversas personas de distintos campos creativos. Esta unión de personas, obras y trabajos es cada vez más común en las creaciones contemporáneas, creando sinergias que agrandan y hacen más complejas las obras, dando lugar a nuevas lecturas y nuevos espacios de acción, creación, inspiración, pensamiento y cualquier otro sentimiento que la obra pueda provocar.

Sin que parezca que cambiamos de tema completamente, este año que está a punto de acabar la artista islandesa Björk ha sido expuesta en el MoMA de Nueva York. No es que ella haya sido expuesta en su propia persona subida en un podio como si de un Miguel Ángel se tratara; lo que sí ha quedado expuesta es su facilidad para relacionarse con el mundo del arte.

La exposición del MoMA ha sido comisariada por Klaus Biesenbach, quien parece querer renovar de alguna manera conceptos expositivos, de ahí lo inusual de esta muestra. En ella se han podido ver y oír la música de la cantante, fotografías, instrumentos, objetos de diseño, vídeos e instalaciones, entre otros elementos materiales, sonoros e incluso tecnológicos, pues su aplicación para móvil “Biophilia” es pionera en formar parte de la colección permanente del museo. Dicha aplicación es una conjunción de trabajo multidisciplinar de los campos de la moda, la música, la tecnología, el diseño e ingeniería incluso y con ella el usuario no sólo tiene la posibilidad de crear/descomponer música, sino también de jugar con diseños gráficos.

La obra de Björk es tan extensa y ha tenido tantas colaboraciones, por no hablar de sus relaciones personales, que es difícil no darse cuenta de cómo todo su universo creativo está unido al de numerosos artistas de todos los campos. Lo artístico y creativo en ella comienzan ya en la propia imagen, que como en el resto de los mortales se deja ver de manera inmediata en la ropa. Aunque puede que la palabra ropa no sea justa en el caso de algunas creaciones; así, en el MoMA se vieron piezas de Hussein Chalayan, vestidos de Alexander McQueen, o de Marjan Pejoski. No obstante, no es la única que se deja seducir por este lado tan glamuroso de la moda, a menudo excéntrico, pues artistas como Roisin Murphy han lucido diseños de Viktor&Rolf o Gareth Pugh.

Aparte de los mencionados anteriormente, en el “armario” de la cantante se pueden ver igualmente creaciones de más artistas de la moda como Nikoline Liv Andersen, Bea Szenfeld o Iris van Herpen. Estas tres diseñadoras, al igual que los anteriormente mencionados, ven su obra encaminada más hacia un universo artístico que a una necesidad de vestir gente de la calle, a pesar de que es ahí donde revertirá su obra finalmente.

En cuanto a la primera, su obra resulta muy delicada y hermosa, muy femenina, y tiende hacia lo orgánico, ya sea mediante la introducción de elementos que pueden recordar a las alas de las mariposas o a elementos marinos tipo corales o mediante la introducción directa de representaciones animales. Une distintos materiales, como plumas, lanas o diferentes telas creando una riqueza de texturas que producen el placer de los sentidos. Su mundo parece salido de cuentos de fantasía, del lugar al que pertenecen esos seres mágicos como las hadas o las reinas de corazones.

En ocasiones, escultórico y volumétrico también podrían aplicarse a sus obras. No obstante estas dos características se ven potenciadas de forma mucho más obvia en los diseños de Bea Szenfeld, pues su obra resulta una exploración de los ángulos, las líneas, los cuadrados, rombos y triángulos. En un lado diametralmente opuesto al del mundo del caos que aparece tras caer por el agujero, éste se sitúa en el mundo de la geometría, que parece cobrar y vida y explorar el espacio, apoderándose de él. También introduce elementos animales, pero por el trazado de sus líneas y su conformación a base de planos hace pensar que vienen del mundo del origami, y no del bosque.

Iris van Herpen -sin ser una mezcla de ambas- parece unir conceptos de sendas, dando una cierta organicidad a creaciones matemáticas y/o volumétricas. Sus patrones parecen responder a una idea de desarrollo fractal, uniendo lo matemático con lo orgánico. Algunos de sus volúmenes poseen tanto movimiento, que podrían haber salido del futurismo de vanguardia. Pero a su vez estos elementos orgánicos que posee recuerdan a las estructuras vivas de Giger, algo que es tecnológico y está vivo a la vez. Sin embargo, su preciosismo y delicadeza hacen que su lugar por derecho sea la pasarela, donde su trabajo queda expuesto para despertar admiración y deseo.

Más vestuario: el multifacético James Merry es el encargado de realizar todo el vestuario de “vulnicura”, último trabajo de Björk, así como también ha contribuido en la realización de la app anteriormente comentada.

Pero no sólo de moda se alimenta la sed de colaboración en lo musical. Una parte muy importante de esta industria es el mundo del videoclip. Estos “pequeños espacios visuales” encierran tanta información que sería necesario no escribir un libro, sino una serie. Björk puede decir que entre los directores con los que ha trabajado se encuentran Michel Gondry (el mejor y más creativo realizador de videos musicales), Spike Jonze (acortando distancias), Chris Cunningham (¿alguien sabe qué ha sido de este hombre?), Jonathan Glazer (muy buena su última película Under the Skin, del 2013) y Stèphane Sednaoui, para empezar. Todos ellos son considerados vacas sagradas en el mundo del videoclip, realizadores que han elevado la categoría del video musical acercándolo al mundo de las artes. No en vano los robots de All is full of love (C. Cunningham, 1998) conforman una de las piezas más reconociblemente visibles de la muestra.

Así, también han trabajado con ella dirigiendo sus vídeos artistas como Gabríela Fridriksdóttir (artista escultora islandesa, un encuentro del arte povera con la obra de Louise Bourgeois) y directores como Lynn Fox o Dawn Shadforth. Ésta última además de renombrada directora de videoclips dirige también documentales, y es igualmente editora y artista.

En el video de “Hunter” de Paul White (1997) se aprecia esa combinación tan presente en la anfitriona de la exposición, de tecnología y naturaleza; la diseñadora de vestuario para cine, Eiko Ishioka, dirigió su video “Cocoon” (2002), y lo propio realizó un año antes Nick Knight, responsable de la portada del álbum Homogenic (1997) dirigiendo su “Pagan Poetry”. Son espectaculares y muy destacables los trabajos del videoartista Andrew Thomas Huang, “Mutual Core” (2012) y “Family” (2015), siendo además responsable de la dirección de “Black Lake” (2015), una de las piezas más llamativas de la exposición.

No obstante, y a pesar de testimoniar el trasiego de estos artistas de un campo a otro, merece una atención especial el video de “Wanderlust” (2007), no solo en cuanto a unión de distintas disciplinas, sino a lo inusual de su aspecto. Está dirigido por Encyclopedia Pictura, un estudio de animación de San Francisco que realizó la entera grabación en 3D estereoscópico, en la cual emplearon marionetas, acciones acrobáticas, muñecos mecánicos, miniaturas y efectos especiales y digitales.

Más colaboraciones y más trasvases de disciplinas, pero echando mano de viejos conocidos. Uno de sus últimos trabajos, “Lionsong” (2015), está dirigido por Inez & Vinoodh, quienes resultan ser responsables de las más prestigiosas fotografías de moda y con los que ya había colaborado anteriormente.

En cuanto a la fotografía, la artista ha sido retratada por figuras como Nan Goldin, la fotógrafa de la intimidad, Juergen Teller, el fotógrafo de la antimoda, y Nobuyoshi Araki, maestro del fetiche y el erotismo, con permiso de Guy Bourdin. También por Du Preez y Nick Thornton-Jones, dos fotógrafos -por darles algún oficio- que se dedican igualmente al arte, la moda, la escenografía, la música e incluso han dirigido videos para U.N.K.L.E. David LaChapelle, de profesión LaChapelle, entra dentro del grupo de quienes han retratado a Björk, y en el de multidisciplinar, siendo también director de numerosos vídeos y algún documental .

Y en cuanto al séptimo arte, de todos es conocida su participación en “Dancer in the Dark” (2000), de Lars Von Trier. Aparte ha hecho también bandas sonoras y cameos, y en “Drawing Restraint 9” (2005) aparece en pantalla y se deja oír, al ser responsable de la banda sonora, alejada estilísticamente del resto de su obra.

A menudo, tanto el vestuario como los videos como las diferentes manifestaciones de la cantante tratan conceptos o dualidades que son propias de la búsqueda de esta artista, y que comparte con el resto de sus colaboradores: naturaleza y tecnología, analógico/ digital, folklore a la par que experimentación… unos conceptos que, por estar considerados como extremos permiten un sinfín de posibilidades en el extraordinario abanico que se crea entre medias.

Parece que todos estos artistas se dejan seducir por los distintos campos de la creación, creando un diálogo multidisciplinar que no hace sino más que agrandar la artisticidad que envuelven todos sus trabajos, traspasando fronteras entre las artes, y creando obras ricas y complejas que navegan entre las aguas de la música de la islandesa.