La obra de Arturo Berned surge del diálogo entre la arquitectura y la escultura, entre la lógica y la intuición, entre el sistema y la emoción. Arraigada en una profunda comprensión de la estructura y la proporción, su práctica refleja una indagación constante sobre el potencial expresivo de la geometría. En En busca de la línea, el artista presenta una síntesis contundente de forma, material y filosofía, una obra que desafía los límites entre disciplinas y abraza el lenguaje atemporal de la abstracción.
Formado como arquitecto, Berned aborda la escultura no sólo como un arreglo estético, sino como un problema espacial que resolver, donde la armonía se alcanza mediante la precisión y la belleza surge de la restricción. Sus materiales preferidos -acero inoxidable, lacado o corten- transmiten una poderosa sensación de permanencia, fuerza industrial y simplicidad elemental. Pero Berned suaviza ese peso con ritmo y proporción, empleando la sección áurea como principio generador. Cada escultura se convierte en una meditación sobre el equilibrio: entre lo pesado y lo liviano, entre la presencia y el vacío, entre lo finito y lo infinito.
Aunque los materiales y las matemáticas sugieren una racionalidad fría, las esculturas de Berned son profundamente poéticas. Reflejan no solo una mente entrenada en la disciplina de la arquitectura, sino una sensibilidad sintonizada con el movimiento, la luz y la percepción. Ya sea en plazas públicas o en galerías, sus obras invitan al espectador a una relación cinética, ofreciendo nuevas perspectivas al desplazarse en torno a ellas. Es en este encuentro cambiante donde su arte verdaderamente se revela: no como objeto estático, sino como experiencia vivida del espacio.
La transición de Berned de la arquitectura al arte estuvo marcada por momentos decisivos de reconocimiento. A comienzos de los años 2000 recibió el Premio Nacional de Arquitectura de España por su colaboración en el Hospital Infanta Leonor de Madrid, y ganó el Concurso Internacional de Escultura de Loewe. Poco después decidió enfocar su carrera hacia la escultura, lo que lo llevó a su primera exposición individual en 2008 en Madrid, y luego a una gran retrospectiva en el IVAM (Institut Valencià d'Art Modern) en 2012, donde se presentaron cincuenta obras como una visión coherente de su trayectoria.
Su proyección internacional también ha sido destacada. En 2013 fue el primer artista español en participar en Lady Dior as seen by, reinterpretando el icónico bolso Dior en forma escultórica. Ese mismo año, su acercamiento a la cultura japonesa culminó en una importante iniciativa de arte público patrocinada por Toyo Ito para el Año Dual España-Japón. La serie resultante, impregnada de una simplicidad y apertura inspiradas en el Zen, marcó el cierre de una etapa creativa titulada Mu, un concepto que remite al vacío fértil, al espacio sin prejuicios desde donde todo puede nacer.
Como escultor, Berned se inscribe en la tradición de arquitectos-artistas como Le Corbusier, Zaha Hadid o Santiago Calatrava, quienes han traducido el lenguaje de la construcción en un medio para la contemplación estética. Pero a diferencia de muchos de sus contemporáneos, Berned mantiene un compromiso inquebrantable con la abstracción, confiando en el poder duradero de la forma pura para evocar significados más allá de lo figurativo.
En busca de la línea es tanto un título como una declaración de principios. Alude a la búsqueda constante del artista por el orden y la expresión a través de la línea, ese gesto primario que organiza el espacio y da origen a la estructura. En manos de Berned, la línea se convierte en volumen, tensión, dirección y armonía. Se convierte en arquitectura destilada en escultura. Geometría hecha poesía.