Euskadi es un precioso territorio al norte de la península ibérica, bañado en el norte por el bravo mar cantábrico y escondido entre verdes montañas. Un pequeño lugar de ensueño donde la gastronomía se venera a todos los niveles, siendo considerado a nivel mundial como uno de los espacios más especiales para disfrutar de una gastronomía basada en productos de la más excelsa calidad y proximidad. Al igual que su lengua y su cultura los productos gastronómicos vascos son únicos, llenos de esencia propia y personalidad que no dejan indiferente al comensal.

Atrévete a descubrir algunas de las joyas comestibles que solo podrás encontrar en este pequeño territorio, por ello te invito a que no te pierdas estos cinco productos gastronómicos made in Euskadi. Además, como enamorada de mi tierra que soy, te cuento las mejores direcciones dónde conseguir estas maravillas, ah y ¡te aseguro que el último producto te sorprenderá!

1. Txakoli

Empezamos presentando a su majestad el txakoli, un vino generalmente blanco que se elabora con la uva local Hondarrabi Zuri. La mayoría de los viñedos se encuentran en terreros inclinados y cercanos al mar, lo que favorece la maduración de la uva, siendo el resultado un vino de color dorado suave, con aromas ácidos y frescos. La vendimia se realiza en torno al mes de septiembre y la uva es recolectada a mano, ese mimo con el que se trata la materia prima es lo que le imprime al txakoli su esencia y carácter. Además, está protegido por tres denominaciones de origen que permiten garantizar un producto de altísima calidad con el objetivo de hacer despertar los paladares más exigentes.

Brindar con un txakoli de categoría divisando el mar suena como un buen plan ¿verdad?, si quieres disfrutar de la brisa marina junto con una copita de txakoli debes poner rumbo a la localidad pesquera de Getaria, dónde podrás visitar bodegas tan emblemáticas como Txomin Etxaniz y Txakoli Ameztoi.

En la provincia de Bizkaia hay una bodega que mira con orgullo al pasado construyendo un brillante futuro para el txakoli, se trata de la bodega Gorka Izagirre, capitaneada por Bertol Izagirre y el enólogo José Ramón Calvo y que se ubica en Larrabetzu, en el mismo complejo gastronómico dónde su primo el pentaestrellado cocinero Eneko Atxa tiene sus restaurantes Azurmendi y Eneko Larrabezu. En esta bodega apuestan por txakolis más complejos y maduros, para conseguir una evolución en un sector acostumbrado a los txakolis jóvenes.

No hay mejor pareja de baile para un txakoli que un buen pescado a la parrilla y, por eso, no debes dejar de visitar la bodega Katxina, una preciosa bodega rodeada de naturaleza en la localidad Orio. Su txakoli es uno de los más elegantes, lleno de sabor afrutado con una burbuja fina que hará de cualquier momento una celebración especial. En la bodega Katxina además de degustar su exquisito txakoli, tienes que disfrutar de su gastronomía, especialmente de un besugo a la parrilla al estilo Orio manejada con maestría por Iñaki Zendoia.

La calidad y sofisticación de este vino, así como del sector en su conjunto, ha crecido a ritmos estratosféricos en los últimos años, y es por ello que podrás deleitarte con este oro líquido vasco en numerosas bodegas. En ellas, la experiencia será completa ya que no solo degustarás el txakoli si no que podrás visitar sus viñedos, estar en contacto con la naturaleza, sentir la hospitalidad vasca y sorprenderte con una gastronomía única.

2. Sagardoa

Si de bebidas se trata en Euskadi el trono está compartido, así que toca presentar a la reina, la sidra. La sidra o sagardoa en euskara, es una bebida con poca gradación que se elabora con el jugo fermentado de la manzana autóctona. La palabra más asociada a la sidra, y que por tu propio bien no debes olvidar en ningún momento es txotx, y te preguntarás ¿qué es el txotx?. El txotx es grito que se da en las sidrerías (sagardotegis) cuando la persona encargada de la sidrería va a abrir uno de los barriles (kupela), para que los comensales puedan levantarse de sus mesas y acudir con los vasos a degustar la sidra directamente desde el barril. La temporada de sidrerías comienza en enero y dura hasta abril, y cada sidrería tiene distintos tipos de sidra para degustar, es una experiencia que tienes que vivir en primera persona, y en la que entenderás el carácter vasco y la importancia de la gastronomía en la cultura, mientras no cesa el ambiente de fiesta y jolgorio.

Cada sidrería crea su sidra con sus propios matices y personalidad, ya que existen más de 1.000 variedades de manzana sidrera autóctona en el País Vasco desde amargas hasta acidas o dulces, por lo que las posibilidades y diferencias entre las distintas sidras son prácticamente infinitas. ¡No encontrarás dos iguales!

Si quieres ir a la meca de la sidra, debes acudir a los pueblos de Astigarraga y Hernani, ambos situados en la provincia de Gipuzkoa. El menú tradicional de sidrería incluye, tortilla de bacalao, bacalao frito, txuleta a la parrilla, queso y membrillo y por supuesto sidra al txotx. Las sidrerías Petritegi y Zapiain son algunas de las que gozan de mayor prestigio y tradición. La sidrería Izeta ubicada en plena naturaleza entre el pueblo costero de Zarautz y Aia, que destaca por una impecable txuleta y una sidra equilibrada gracias a la combinación de manzanas de sus propios manzanos es un secreto a voces que tienes que apuntar en tu lista de sitios imprescindibles.

Si quieres que toda esta experiencia sea inolvidable mézclate con los locales e intercambia la opinión sobre la sidra de cada kupela al grito de txooootx!

3. Txistorra

Creo que ahora que tienes la copa llena de txakoli o sidra, toca llenar el estómago ¿no crees? Te presento a la txistorra, un embutido fresco que se elabora a partir de carne de cerdo, aderezada principalmente con ajo sal y pimentón, siendo este último el que dota a la txistorra de ese color rojo intenso. Un manjar lleno de sabor, no en vano su contenido en grasa puede llegar a rondar el 70% del total del producto. Se trata de un producto sumamente tradicional, ya que prácticamente hoy en día se utiliza el mismo proceso de elaboración y secado que en sus inicios. Sin embargo, conforme se ha ido sofisticando el paladar de los más sibaritas, la carne utilizada para su elaboración ha pasado de ser principalmente proveniente de los deshechos de la matanza a utilizar partes del cerdo mucho más nobles, lo que hace de la txistorra un producto gourmet en toda regla.

Muchos lo llaman el chorizo vasco, sin embargo, existen una serie de diferencias que hacen que ambos productos sean distintos, comenzando por el tiempo de curación, que en el caso de la txistorra es muy corto, por lo que es un producto que ha de consumirse cocinado, además ambos embutidos tienen una forma distinta, ya que la txistorra tiende a ser más alargada y estrecha que el chorizo. Por último, a la hora de sazonar con especias en el caso de la txistorra se da más protagonismo a la propia carne por lo que únicamente se utilizan tres aderezos y en el caso del chorizo intervienen más condimentos.

Para degustar la txistorra en formato pintxo no hay más que freírla en sartén o asar en la parrilla, y ponerla sobre una rebana de pan de calidad que absorba la suculenta grasa de este manjar. Una de las tradiciones más emblemáticas del País Vasco es consumirla el día de Santo Tomás, 21 de diciembre, donde para combatir las frías temperaturas se come sobre un talo, que es una torta de maíz elaborada también de forma artesanal al momento.

Y como sé que estás salivando y quieres saber dónde conseguir una de las mejores txistorras del País Vasco, te voy compartir este secreto, la carnicería de Patxi Larrañaga en el pueblo guipuzcoano de Lasarte es un auténtico templo para adquirirla. La materia prima utilizada es de altísima calidad, y además de llevar muchos años elaborando este producto tradicional de forma artesanal también posee varios premios a la mejor txistorra, y es proveedor de afamados cocineros de altísimo renombre mundial. Y un punto más: ¡podrás llevártela en la maleta porque se vende envasada al vacío!

4. Idiazabal

La sola mención de la palabra queso, nos transporta a la mayoría de nosotros a un mundo de fantasía en el que nuestras papilas gustativas y nuestro cerebro danzan en una sintonía casi perfecta de emociones, es por ello que en esta lista no podía faltar uno de los mejores quesos de Euskadi, el queso artesano de pastor de la denominación de origen Idiazabal.

El Queso Idiazabal, es un queso elaborado con leche cruda de oveja Latxa y en algunos casos también de leche de oveja Carranzana, que se ordeña de manera manual por parte de los queseros. Su curación mínima es de 2 meses, y puede presentarse en formato natural o ahumado. Un queso, de sabor equilibrado e intenso a leche de oveja madurada, con suaves toques picantes, de textura elástica en los menos curados y firme según avanza su curación, toda una oda a la elaboración artesanal y a la destreza y experiencia de los queseros que conocen y cuidan todo el proceso, desde la selección de los pastos de las ovejas hasta la elaboración y curación del queso.

El queso Ondarre de Eneko Goiburu ha sido galardonado con varios premios entre ellos el primer premio del concurso de quesos de Ordizia, así que si puedes hacerte con un trozo de esta joya serás muy afortunado. La quesería La Leze también es una de las más galardonadas con un queso ahumado que te embaucará desde el primer bocado.

5. Langostinos de Ibarra

Si nunca has oído hablar de ese producto, te aseguro que te dejará descolocado, ya que en ningún caso se trata del crustáceo de mar de color anaranjado, y siendo el País Vasco un lugar con mar entiendo que será lo primero que te ha venido a la mente. ¿Pero entonces qué es?, el langostino, piparra o guindilla de Ibarra, es un tipo de guindilla autóctona que se produce en la comarca de Tolosaldea concretamente en la localidad de Ibarra. Se trata de una guindilla cuyo nivel de picante es bastante bajo, y que posee una piel final, una carne tierna y por supuesto un sabor exquisito. Las guindillas son recolectadas manualmente y son de tamaño pequeño y forma ligeramente curvada, por ello el nombre de langostino de la huerta.

En cuanto a su consumo, uno de los mayores manjares es freírlas en abundante aceite y espolvorearlas con sal escamas, y si uno se siente muy extra ese día puede también coronarlas con unas finas lonchas de jamón ibérico. Otra de las formas habituales, es encontrarla encurtida en vinagre de vino, además la guindilla de Ibarra encurtida es uno de los tres componentes, junto a la anchoa en salazón y la aceituna del mítico pintxo Donostiarra Gilda, inventado en el Bar Vallés. Las posibilidades en la cocina de este pequeño langostino verde son infinitas, además en su versión encurtida la guindilla sirve como complemento perfecto para realzar diversos platos, especialmente los más grasos, ¿te lo imaginas sobre un taco de panceta ibérica? ¡un combo perfecto!

Si quieres echarle el guante a este producto en su versión fresca, deberás acudir a uno de mis mercados favoritos del País Vasco, el Mercado de Tolosa entre los meses de junio a octubre, y si prefieres saborearlas encurtidas una de las marcas más reconocidas es Zubelzu cuyas guindillas son de calidad premium, y que además entre su catálogo de productos tienen cosas tan interesantes como la mousse de piparras.

Tras esta pequeña lista de productos made in Euskadi espero haberte llenado la despensa de ilusiones, pero claro como todo buen mago, yo nunca revelo todos mis trucos, así que si quieres descubrir todas las maravillas gastronómicas que esconde esta pequeña tierra, que te aseguro son muchísimas más que las cinco que te he contado a modo de aperitivo, tendrás que visitar Euskadi, un paraíso foodie en el que el buen hacer y el disfrute están garantizados.