El primer aroma cultural enteramente distinto a todo lo conocido fue Asia, Vietnam... Un viaje me esperaba, de Saigón a Hanói, donde tendría que recoger material para un documental educativo sobre el paso de una cultura tradicional en todos sus ámbitos hacia la deseada e inevitable modernización.

La historia de Vietnam es un recorrido difícil de invasiones de países vecinos, así como de la colonización europea de Francia. Un país dominado bajo dinastías imperiales y régimen comunista. Vietnam, o Indochina entonces, quedó divido cuando los Franceses se retiran en 1954; donde el Norte, fundado por Ho Chi Minh, ¨oncle Ho¨, se haria un estado socialista con la tentativa comunista de unificar ambos, pero que terminaria por desencadenar una guerra con Estados Unidos de 20 años.

Hasta el día de hoy, la guerra de Vietnam ha dejado enormes secuelas, no solamente debido a las armas químicas como el agente naranja fabricado por la empresa Monsanto y rociado por Estados Unidos, que todavía cada año sigue provocando enfermedades y malformaciones en los recién nacidos; sino que además, después de 40 años, todavía niños y campesinos son las principales víctimas de mutilaciones por granadas que dejó la guerra enterradas sin detonar.

A pesar de la evidencia de un país masacrado, los vietnamitas, a diferencia del occidental, son gente que vibra con el presente y mira siempre hacia el futuro. Encarando su cara a la tierra y su espalda al cielo, el vietnamita trabaja en los arrozales desde antes del amanecer hasta después del ocaso.

Los colores verdes del paisaje son tantos que recuerdo oír más de una decena de nombres para denominar verdes distintos.

Tanto en el campo como en las ciudades, Vietnam despierta temprano. Justo antes del amanecer, se puede admirar el delicioso espectáculo de hombres mayores que van llegando en sus motocicletas con pequeñas jaulas a sus pies, conteniendo un pajarillo cantor.

La tradición es que cuando un hombre se jubila, recibe como regalo un pájaro cantor que lo acompañará tanto en sus casas como en su ritual matutino en su cafetería habitual. Al llegar, cuelgan la jaula de una barra de donde se sostienen otras jaulas de pájaros cantores de todos los hombres que van llegando. El espectáculo comienza antes del alba y, poco a poco, se va transformando en un animado jolgorio matutino que poéticamente se mezcla con el embelesamiento visual cautivador de las mujeres que en sus atuendos fluidos (Áo dài) cruzan en bicicleta las calles como si volaran.

En Vietnam, los espíritus y ancestros nunca se olvidan. En toda casa vietnamita se guarda algún rincón con un altar donde honrar y venerar a sus antepasados. No hay nada más triste en Vietnam que devenir un espíritu olvidado, sin orilla alguna donde escuchar el susurro de alguien que lo recuerde. De ahí la entrañable y generosa tradición que celebran dos veces al mes para honrar a los espíritus errantes, festejarlos y recordarlos con ofrendas de comida, incienso, pétalos, dinero y otros obsequios.

Aunque tras la victoria comunista en 1975 el budismo y otras religiones fueron reprimidas; hoy son varias las creencias y religiones que conviven en el país, desde el confucionismo al budismo, el catolicismo, protestantismo o al menos conocido caodaísmo.

Esta última es una religión ecléctica con elementos chamanísticos, budistas, confucionistas y cristianos, que surgió en Vietnam en los años 20 y se basa principalmente en la creencia de que todas las religiones pueden albergarse bajo un mismo techo. Los elegidos como representantes son un sincrétismo cultural de figuras religiosas, históricas y literarias como Victor Hugo, escritor y poeta francés; Sun Yat Sen, líder de la revolución China; Trang Trinh, escritor Vietnamita; Jesucristo, Juana de Arco y otros...

Muy cerca de la frontera con Camboya, en Tay Ninh, tuve la oportunidad de visitar uno de los templos más importante del caodaísmo. El símbolo que representa a Dios es un ojo y los atuendos de los monjes son de distintos colores según su creencia o religión; azul para el taoista, rojo para el cristiano y amarillo para el budista.

Durante mi viaje por Vietnam, tuve la oportunidad de conocer varias familias tradicionales en sus distintas artes y tradiciones. Una de ellas eran tres generaciones de maestros de artes marciales en kung-fu con quienes tuve la ocasión de entrenar e introducirme al qi-gong, el cual se practicaba siempre como una forma de meditación, templanza y movimiento de la energía antes del entrenamiento de kung-fu. Otra familia eran criadores y adiestradores de serpientes, donde también, como en cualquier otro local y casa vietnamita, tenían un altar en el que veneraban el espíritu del reptil para que protegiera a la gente encargada de trabajar con algunas de las serpientes más venenosas del mundo. Esta misma familia abastecía a restaurantes locales, ya que se considera que la carne de serpiente es beneficiosa para la fertilidad de la mujer y la potencia sexual del hombre.

En Hoi-Anh, un pueblecito de pescadores con mucho encanto, vivían decenas de famílias de sastres, buenos artesanos y escultores que trabajaban esculpiendo enormes esculturas de mármol para templos budistas. La esculturas más común, además de las deidades más veneradas como el Buda o la Diosa Guanyin, deidad asociada con la compasión, es la figura del revolucionario y héroe nacional más querido, Ho Chi Minh.

Mucho del mármol extraído para esculpir viene de una zona montañosa de mármol y roca caliza situado cerca de Hoi-Anh. La montaña de mármol en DaNang, un lugar paradójico que durante siglos ha servido de retiro espiritual y peregrinaje y del que hoy se exporta mármol para el mercado internacional.

El misticismo y la belleza de estas grutas fueron uno de los lugares que más me impresionaron en Vietnam. El lugar se compone de cinco montañas que representan cada una uno de los cinco elementos naturales (fuego, metal, madera, agua, y tierra).

En la montaña de mármol, monjes tradicionales veneran y sirven a sus dioses. Esculturas e inscripciones que dejaron la antigua y originaria civilización vietnamita de los cham pueden verse grabadas en las rocas. Durante la guerra con Estados Unidos, estas cuevas sirvieron como hospitales donde escondían a combatientes comunistas heridos.

Vietnam es una cultura desbordada de música, poesía, arte y artesanía donde la gentileza, la delicadeza y el buen gusto inundan las ciudades y pueblos.

El confucionismo dejó una de las artes más antiguas de Vietnam, la caligrafía. Hasta la llegada de los franceses, que introdujeron el alfabeto en Vietnam, los vietnamitas escribían en chino. Eruditos pasaban sus vidas practicando la caligrafía que paulatinamente fue también introduciéndose en la pintura.

Otra de las riquezas en las artes folclóricas de Vietnam que tuve el gusto de ver es el teatro de marionetas de agua. Las marionetas, artesanal y bellamente esculpidas como pintadas, representan con figuras humanas y animales festividades diversas y tradiciones populares.

La ocupación francesa en Vietnam durante casi un siglo influenció en la educación, la industria, la religión, las artes, la literatura y arquitectura. La influencia europea puede verse principalmente en Hanói, centro cultural y de arte en Vietnam, antigua capital colonial del gobierno francés donde construyeron la opera a principios del siglo XX. También se puede distinguir una influencia francesa en los temas pictóricos donde se mezclaba la caligrafía de los ilustrados con nuevos materiales, temas y estudios contemporáneos como el desnudo. La lengua y educación francesa fueron principalmente adoptadas por la élite vietnamita que trabajaba para el gobierno colonial francés. Hoy el francés es una segunda lengua para muchos vietnamitas.

La calidad en la maestría y artesanía de los bordados y tejidos vietnamitas resultó en una fuerte demanda internacional de alfombras y tejidos antes de la segunda guerra mundial, que con la modernización de la maquinaria que impulsaron los franceses hicieron que la industria textil en Vietnam se desarrollara creciendo hasta el día de hoy. La religión es otra de las grandes influencias, donde además de reparar antiguas iglesias coloniales, que hasta muchos años después de 1975 el gobierno comunista no permitía renovar ni usar para la práctica de la religión, hoy se construyen nuevas iglesias y es uno de los cinco países principales donde más crece el cristianismo.

Vietnam siempre ha estado bajo el control de alguna autoridad o poder, ya sea confucionista, invasores chinos, colonialistas o régimenes como el comunista. Y, a pesar de todas las influencias extranjeras y el bombardeo masivo por parte de los Estados Unidos, que superó a todo el de la segunda guerra mundial, los vietnamitas no pierden la esperanza y se mantienen férreos a su identidad y cultura.