Los augurios de cambios rotundos por el advenimiento de la IA conducen a una colisión ineludible entre dos tiempos: uno nuevo, que se acerca a toda velocidad y al que suponemos arrasante; el otro, más sosegado, entre nostálgico y melancólico, que no quiere dejar de ser. Pero tal como hemos aprendido de Charles Chaplin y Buster Keaton, es en la colisión, en el choque y en el golpe, donde puede colarse otra fuerza transformadora: la comedia.

Joaquín Aras trae en Tics modernos, una breve genealogía del humor físico para repensar desde ahí -como lo viene haciendo desde hace mucho- nuestros tiempos modernos. La muestra explora la comedia física desde los inicios del cine hasta Tik Tok, trazando conexiones con artistas que abordaron ese tema desde su práctica, como Alphons Allais e Yves Klein, entre algunos otros. A partir de una serie de piezas que parten de la idea del gag visual como una manera de construir imágenes poéticas, Joaquín reflexiona sobre nuestro vínculo con el tiempo, el absurdo de la vida cotidiana y los dispositivos tecnológicos que usamos para que todo eso quede registrado, aunque fugazmente.

La Inteligencia Artificial puede crear infinidad de imágenes virtuosas y bellas, pero sorprendentemente, es incapaz de producir un chiste que cause gracia. Por ahora. Reivindicando el valor de la picardía como estrategia creativa -y como mecanismo de defensa ante el riesgo del reemplazo técnico-, la exhibición se propone pensar al humor como uno de los últimos bastiones artísticos para alumbrar un nuevo realismo desde lo originalmente humano.

(Texto de sala por Sonia Becce)