Hernán Salamanco (Buenos Aires, 1974) es artista visual y formador de artistas. Su obra se desenvuelve en el campo de la pintura, en un territorio donde la figuración y la abstracción conviven en tensión. Imágenes ambiguas, fragmentadas y en constante disolución se despliegan sobre superficies de chapa reutilizada, trabajadas con esmaltes sintéticos, manchas, chorreaduras y huellas que evocan recuerdos, sueños y memorias en transformación.
En sus pinturas, Salamanco convierte al entorno y al espectador en parte activa de la obra: el brillo del esmalte refleja y multiplica lo que sucede alrededor, integrando espacio, materia y mirada en una misma experiencia. Su producción explora la complejidad de los vínculos afectivos y sociales, y busca generar un campo abierto de resonancias emocionales accesible a todos, más allá de teorías o referencias eruditas.
Sobre la muestra, la historiadora del arte Viviana Usubiaga destaca en el texto de sala: “Hernán es un avezado pintor que supo hacerse notar entre los artistas de su generación con una obra de vibrante y contundente singularidad. El estilo Salamanco se distingue a la legua. Desde los tempranos 2000 sus esmaltes sobre chapas reutilizadas lo han encumbrado como un alquimista que ennoblece con su poética la rusticidad de un soporte siempre desafiante. Material pobre, moldeado por otras vidas, añejado siempre a la intemperie. Sobre carteles metálicos chapotea sus destrezas y no se limita a hacerlo con pinceles. El método Salamanco hace uso de martillos y lijas, hornos y moladoras para rescatar y adoptar esas superficies irregulares donde da lugar a sus batallas personales”.













